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El aire se sentía tan tenso que parecía poder ser cortado por la presión de un simple dedo.
En sus pulmones pesaba el veneno que exprimía su corazón con cada respiro, doliendole el cuerpo por el ambiente hostil en el que se encontraba.

Con UK mirándolo directo con esos ojos de serpiente y el sentimiento a muerte del agua estancada, pero dejando al silencio reinar por sobre su propia presencia, Argentina no podía sostenerle la mirada, en su lugar se fijaba en el suelo.
No supo si fue con la intención de faltarle el respeto, o un honesto miedo saliendo de su ser.

- Así que, dime - Reino Unido habló finalmente, dejando a Argentina aborrecer cada sonido que salía de su boca - ¿Es cierto que controlas el agua? - Preguntó

Pero el argentino no respondió.
No tenía las palabras ni las ganas de hacerlo, solo un odio profundo y un asco a la existencia del europeo, los cuales le cerraban la garganta cada vez que lo escuchaba hablar.
Sabía que a Reino Unido no le gustaría eso, pero poco le importaba.

El británico resopló con impaciencia, tomando la mandíbula del argentino con brusquedad para obligarlo a mirarlo, pero no hubo caso, Argentina siguió con sus pupilas bien pegadas al suelo.

- Te hice una pregunta - Insistió apretando el agarre, logrando sacarle un quejido al argentino

- No - Respondió el ninfo con frialdad

- ¿Que? -

- ¡Dije que no! ¡Que no controlo el agua! - Aclaró Argentina irritado, descargando su molesta con un golpe al pecho del mayor para poder soltarse al fin de su agarre y retroceder

El tricolor volvió a bufar con desagrado, acariciándose por momentos la zona golpeada y mirando al ninfo sin ocultar la ira en sus ojos. Sin embargo, cuando habló, su voz no diferió de ese normal tono tranquilamente superior.

- ¿Entonces que haces? ¿Para que sirves? - Le reclamó con el ceño fruncido y una mueca en los labios

- Me puedo comunicar con ella... - El argentino confesó bajito

- ¿Y no puedes decirle qué hacer? - interrogó el mayor con impaciencia

- ¡Dije que no! ¡No puedo controlarla, no puede controlarse a sí misma! Si fuera así entonces llovería mucho menos... - Respondió desviando la mirada con impotencia brillando en los ojos

- ¿Parar la lluvia? - UK rebuznó a modo de risa sarcástica - ¿Por qué? ¿Las gotas se dañan al caer? - Se burló

El cuerpo de Argentina se tensó y tragó saliva mientras trataba de mantenerse calmo para no generar sospechas, pero lastimosamente el inglés levantó una ceja, con ojo detallista a sus acciones.

- Ooh... Ya veo - Lentamente empezó a sonreír, causando un escalofrío en espalda argentina - Y tú las escuchas ¿No es así? ... Sufres al verlas sufrir -

Una nueva risa de su parte le dio al argentino una mala espina, su mente gritandole correr pero su cuerpo paralizado mientras se cuestionaba hacia dónde ir... no conocía el lugar, no había salida y no podía arriesgarse a enojar al británico sabiendo las cosas de las que era capaz...
Sin embargo, por otro lado... había prometido a Perú sacarlo de allí, y primero debía encontrar alguna salida viable que los llevara al exterior.

Sabía bien el problema en el que se metería y que arriesgaba su seguridad por ello, pero al segundo en que UK lo tomó por el brazo y el asco recorrió su cuerpo, Argentina se zafó de un movimiento ágil y salió corriendo, notando bien el aire entre sorprendido y alarmado del país-humano tras él.

Los ninfos (CanArg)Where stories live. Discover now