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Su respiración afectada, pesada y casi artificial se hacía presente en el aire del lugar, rompiendo ese silencio que embrujaba el alrededor, pero mucho mejor que los gritos anteriores. Sus pulmones ardían desde el centro hacia afuera, como si estuvieran llenos de pequeños cortes y embadurnados en alcohol, con la garganta rasposa como si se llenara de pequeñas piedritas. Toció adolorido y trató que su mirada dejara de volverse borrosa y enfocar bien en sus manos temblorosas contra el suelo, aunque le costaba.
Su cuerpo estaba empapado y frío, gotas todavía callendo por sus costados en llantos lamentables mientras él trataba de ignorarlos con toda su fuerza.

Pronto fue encontrado por una patada, una que le dio en el estómago y lo hizo soltar todo el aire que tan forzosamente se había obligado a tomar, se agarró la zona dolorida mordiéndose el labio para no chillar.

- You bloody nymphus, I should kill you -

No trató de entender las palabras de UK, pero sí reconoció el tono cargado de odio que le quemaba la piel, el rencor en él se sentía atrapado con espinas entre las paredes de su corazón tan profundamente que Argentina tuvo que obligarse a no tener miedo.
Haría lo que sea, pero nunca le mostraría miedo a un ser tan despreciable... después de todo, Perú había escapado, así que UK no era tan indestructible como parecía.

Se encontró con otra patada, esta vez le dio en la cara y lo hizo clavarse los colmillos en el labio accidentalmente, cuando se tocó pudo ver los dedos de su mano mancharse ligeramente por la sangre que emanaba de la nueva herida.
Pero no gritó, nunca... y eso disgustó al británico.

- Mírame - Le ordenó frío, resoplando cuando Argentina se negó a hacerle caso - Te dije que me mires, basura indígena - Lo tomó por los pelos y lo forzó a cruzar miradas

Incluso con aún leves espásmos por el dolor y el pánico, el argentino no se movió, le sostuvo la mirada con la misma ferocidad e incluso más, aunque temblara y su cabeza nauseabunda diera vueltas, él le dijo sin palabras el asco que le generaba y como núnca le tendría respeto por más terror que el inglés tratara de causarle.

UK chasqueó la lengua, tirándolo por el cabello para obligarlo a pararse, siempre manteniendose tan cerca que sus pechos se tocaban, manteniéndolo bien atrapado contra la pared mientras se aprovechaba de su altura para mostrar autoridad.

- No me extraña que hayas nacido como un animál en vez de un país... después de todo eso es todo lo que tú y tu población son realmente - Le gruñó cerca del oído, sus ojos perturbados aún se clavaban en su mirar, sin siquiera parpadear

El odio en los ojos de argentina fue claro, pero no soltó un lloro o una palabra, en silencio compitió contra esa mirada sin dudar un segundo.
Porque UK podía encerrarlo, ahogarlo en agua de lluvia e insultar cada parte de él hasta quedarse sin voz... pero nunca lograría hacerle tener miedo otra vez.
Argentina ahora sabía que él y UK eran igual de mortales.

El tricolor volvió a jadear ofendido, irritado por la falta de reacción, por lo que le tiró un puño al estómago para ganar al menos alguna respesta leve, pero el argentino tan solo volvió a perder el aire y cayó al piso entre toces y súplicas por aire.
Pero no hubo lágrimas ni gritos.

- ¿Por qué no lloras un poco por mí? - Le soltó el europeo en un dule cinísmo, agachándose frente a él

Repentinamente le tomó de un costado un músculo del cuello y apretó con fuerza, el dolor viajó de su garganta hasta el centro de su estómago, sus ojos se aguaron pero no los dejó llorar, ya no lloraría más enfrente suyo. Para aguantar el dolor se mordió el dorso de la mano sin soltar un sonido ni dar reacción más allá de apretar los ojos con fuerza.

Los ninfos (CanArg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora