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-Sé que dije que era el último capítulo, pero me quedó muy largo, lo parto en dos, DJKSA-


Aún nadaba en un mar negro sin saber a dónde iba, en tal oscuridad que no era capaz de encontrar sus propias manos frente a su cuerpo, tampoco veía esas figuras luminosas de los ninfos pasados cuidándolo, y por momentos se preguntó si se había vuelto uno de ellos cuando notó una diferencia en las sensaciones de su cuerpo... se sentía ligero, ya no pesaba ni se sentía arrastrado por la corriente, y, cuando se animó a respirar profundo, se encontró con que sus pulmones estaban limpios de cualquier tipo de líquido, casi se sintió llorar por una mezcla entre la emoción de poder respirar y la pena de pensarse muerto.

Mas la luz cruzó sus parpados con intensidad, esa luz blanca amarillenta que replicaba el brillo del sol, y su cuerpo dolió entumecido antes de sacudirse violentamente como si le volviera el alma al interior.
Entonces notó que no estaba como antes, suspendido en el aire entre burbujas y el frío de un agua tan aboluta que ya no era capaz de sentir el cuerpo mojado... su piel era acariciada por sábanas suaves en un colchon tan blandito y cómodo como nunca antes había sentido, todo mientras era arropado por la calidez del sol, tan abrazadora como los brazos de sus hermanos.

Se atrevió a tratar de abrir los ojos, algo asustado de lo que encontraría del otro lado de esas cortinas negras que había creado, parpadeando varias veces se encontró con esa misma luz clara, dejando que su vista dejara de mostrarse borrosa para poder diferenciar su alrededor...
Juraría que reconocía un techo... que veía paredes, un ventilador... ese no era el basto mar del que tendría que formar parte.
En su pecho se le descontrolaron los latidos, casi confundido por estar realmente respirando.
Con las manos temblando y respirando afectado con incredulidad se tocó el cuerpo, como asegurándose de que realmente estaba allí, sintiéndose la piel caliente contra sus manos frías... buscó en donde estaba su herida, pero descubrió su torso cubierto por algún tipo de tela.

Se sentó temblando, soltando un quejido de dolor y sintiendo alguno que otro músculo contracturado. Apretándose lo labios para aguantar el sufrimiento, observó su estómago, estaba cubierto de vendas que solían ser blancas pero ahora eran manchadas de rojo, y ahora que podía verse mejor podía asegurar que sí... estaba vivo.

Incluso cuando a mitad del agua cerró los ojos y todo se volvió oscuro... había salido vivo.

Entonces subió su mirada y descubrió que no estaba solo, a los pies de la cama y observándolo con los ojos llorosos, tapándose la boca para no sollozar de la emoción... esperaba Canadá paciente a que lo notara.
El corazón le latió con fuerza mientras el canadiense usaba todas sus fuerzas para no romper en llanto quien lentamente tomó su mano celestina y la besó con emoción mientras algunas lágrimas empezaban a deslizárse por su rostro. Las lagrimillas chocaron contra la piel celestina de Argentina haciéndolo temblar, pero esta vez no eran esas lágrimas deprimidas que tanto lo hacían sufrir, no, eran unas cargadas de emoción y felicidad, a pesar de llevar también agobio en sus rastros... era una sensación bonita...

Y entonces se le tiró un peso más a la espalda, sintió un escalofrío por el dolor agudo en su herida, descubrió rapidamente que ese peso era el sollozante México quien lo abrazaba con cuidado y ocultaba el rostro en su homoplato.

- México, con cuidado... - Escuchó la voz de Chile

El chileno lentamente se colocó sobre la cama, acercándose al argentino y acariciándolo con una mano mientras que con la otra alejaba cuidadosamente al mexicano, indicándole que fuera más suave con el ninfo de agua.
Notó sus ojos celestinos teñidos de rojo por haber llorado, y en su ceño fruncido un honesto miedo a herirlo.

Los ninfos (CanArg)Where stories live. Discover now