Todo comenzó con una tarde lluviosa, mi vida se encontraba en un torbellino sin salida, ni alguna esperanza. Pero quién iba a saber que esa tarde tan normal como cada día, se convertiría en la razón por la que me mantengo viva nuevamente...
Prohibid...
─Alto! ─Jin siente que unos brazos la rodean por la cadera y la abrazan con fuerza evitando que la golpeen, y en cuanto abre sus ojos el chico frente a ella la toma de la cabeza apegándola a él una vez recibe el golpe en su lugar─, Ahg! ─se queja.
─Cielos! ─dice la hostigadora de Jin al darse cuenta a quién golpeó.
─¿Estás bien? ─le pregunta el chico separándose de ella, Jin lo mira sin poder decir alguna palabra ya que se encontraba bastante sorprendida.
─Yo... yo ─toma sus cosas y sale corriendo.
─Espera! ─sale detrás de ella y logra alcanzarla─. Oye, no me he presentado ─Jin se vuelve y mira al chico─, hola mucho gusto ─sonríe el chico extendiendo su mano, el chico siente algo de vergüenza al ver que la chica no toma su mano, decide bajarla rápidamente─, s-soy Harua ─habla y está lo observa unos segundos en silencio lo que hace sentir un poco nervioso al más alto─. Soy Harua ─vuelve a decir por si acaso no lo escucho antes.
─¿Ha-harua? ─el chico abre sus ojos dándose cuenta de algo.
Jin ya se había dado cuenta de que era el mismo chico del día anterior, aunque reconoció su rostro casi de inmediato esperaba que este la hubiera olvidado, en serio lo esperaba; verlo al rostro era vergonzoso, era vergonzoso para cualquiera que estuviera en su lugar.
HARUA
¿Era la misma chica del puente?
─Hazlo, solo hazlo ─solloza─, ¿por qué no puedes? solo hazlo Jin ─escucha que se dice a sí misma mientras que sus cabellos soplan y sus piernas sin temblar se acercan al borde poco a poco.
─Disculpa! Por favor no lo hagas, retrocede por favor.
Jin... recordó que así se llamo el día anterior, no iba a olvidar su nombre fácilmente. Pero hoy lucía distinta, no la habría reconocido a no ser por su voz; ella tenía ese tipo de voz que es difícil de olvidar, al menos para él. Tenía una voz muy distinguida. Y no sabía porque sus ojos le recordaban tanto a los de un gato.
─¿De casualidad no eres...? ─niega─. Disculpa, debí confundirte con alguien más.
Decide que lo mejor es hacer de cuenta que no la conocía o recordaba, temía que ella huyera de la vergüenza si se lo decía, seguro seria muy incómodo para ella luego de lo que pasó el día anterior. Seguro no quería recordarlo.
─¿Me conoces? ─pregunta ella.
─¿Yo? ─la chica asiente, Harua sonríe y niega─, no en realidad.
─Eso ya lo sé ─habla bajo─, me refería a si ya nos habíamos visto alguna vez ─dice sin darle la cara, el pelinegro sonríe mientras aprecia sus pequeños hábitos.
¿Eso está mal? Apenas y la conocía.
Antes solía pensar que las chicas de su edad eran todas iguales, pero esta chica era distinta, luce como una persona muy amable, esto hacía que tuviera más ganas de ser su amigo.
─Siento que ya te he visto... por eso me lo preguntaba ─dice aún sin míralo.
─No estoy seguro, soy nuevo en esta ciudad, me acabo de mudar ─la chica levanta la mirada encontrándose con los ojos del chico que no dejaban de sonreírle.
─Oh, ya veo ─dice tocándose el pecho─, mucho gusto ─se inclina y luego se va dándose golpecitos en el pecho.
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Si tengo algún error lo arreglare, por fin tengo tiempo libre así que seré más diligente y publicaré lo más pronto posible, gracias por leer. 😊
