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–¡Sophia, vamos, vamos a llegar tarde!– Bella me llamó desde el pie de las escaleras.

Me puse mi segundo arete en el espejo y puse los ojos en blanco. Aún no eran ni las cuatro menos cuarto y ella estaba preocupada por llegar tarde. Llevábamos un tiempo yendo a la escuela, es aceptable llegar tarde. Especialmente si soy yo.

–¡Sí, Bells, dame dos segundos!– grité hacia abajo.

Probablemente debería haberme levantado de la cama a una hora decente esta mañana y no hace diez minutos, pero hacía demasiado calor para salir. Escuché a Bella suspirar desde el pie de la escalera, –Muy bien, encenderé la camioneta.

–¡De acuerdo!– Llamé y me apresuré a sacar una chaqueta de mi armario. Me encogí de hombros rápidamente, la manga izquierda de mi blusa de manga larga enrollada debajo de ella. Lo ignoré y corrí por mi bolso que estaba abierto en mi cama. Lo tomé por el asa y empujé mi pie en uno de mis converse en el medio del piso y dejé caer mi bolso sobre mi escritorio. Luché contra el bloc de notas mientras me cansaba de empujarlo en mi bolso, todavía metiendo mi pie en mi zapato.

Cuando el bloc de notas estuvo en mi bolso, me incliné y me puse el otro zapato, metiendo los cordones en el costado. Salí corriendo de mi habitación, bajé las escaleras y afuera, donde Charlie estaba entrando en su coche patrulla, yendo a trabajar por el día.

–Oye, sabes que no tendríamos este problema si, oh, oh, por el amor de Dios, ¿está lloviendo?– Grité con frustración, mirando hacia el cielo y extendiendo mis palmas hacia el cielo de color gris.

Charlie se rió de mí cuando tomé la capucha de mi chaqueta y me la subí, –¿Estabas diciendo?– Me preguntó con una risita.

Suspiré mientras bajaba los escalones hacia la camioneta, –Que Bella y yo no tendríamos este problema si tuviera mi propio auto.

Charlie asintió con la cabeza, –Sí, tal vez si eres buena te compre uno para tu cumpleaños.

–No tengo once años, papá–, levanté la ceja, –y no es mi cumpleaños hasta septiembre.

Charlie asintió mientras fruncía el ceño extrañamente, –Sí, sí... de todos modos, solo le estaba diciendo a Bells que no prepararé la cena esta noche. Estoy seguro de que ella te informará. Que tengas un buen día en la escuela, mantente a salvo.

–Adiós papá–. Sonreí a medias. Cerró la puerta y salió del camino de entrada, dejándonos a Bella ya mí allí.

–Oye, Sophia, vamos, súbete a la camioneta–, instó Bella, ya sentada en el asiento del conductor.

–¿Eh? Oh, sí–. Tartamudeó, trotando hasta el asiento del pasajero y deslizándome dentro de la camioneta. Puso en marcha el motor y salió del camino de entrada a la carretera. Una vez que llevábamos un minuto o un sol, me aclaré la garganta, –¿Oye, Bella?

–¿Sí?– No apartó los ojos de la carretera mientras me respondía.

–¿Crees que nos parecemos?

Bella me miró fraccionalmente antes de enfocarse en el camino nuevamente, –Sí, es decir, tenemos el mismo color de cabello.

–Mi cabello está teñido Bells–. Le dije, –Soy rubia natural.

–Oh, sí, claro–, mi hermana frunció el ceño, –pero existen cosas como las gemelas fraternos, ¿recuerdas?

–¿Cómo no iba a hacerlo?– Me quejé, –Los papás me han metido la palabra en la cabeza desde que se me ocurrió esta teoría de la adopción.

Bella me miró de nuevo, –¿Por qué? ¿Qué ha provocado eso?

–N-no lo sé. Conocí a los amigos de Jacob el otro día y uno de ellos estuvo de acuerdo conmigo en que pensaban que era adoptada.

AFTER DARK | PAUL LOHOTE - TRADUCCIÓN Where stories live. Discover now