Sophia y Bella Swan eran polos opuestos, gemelas fraternales con poco en común. Nacidas de Renne y Charlie, las gemelos crecieron felices hasta que sus padres se divorciaron. Con una niña queriendo vivir con su madre y la otra niña queriendo vivir c...
Estaba acostada en la cama mirando hacia el techo cuando escuché unos pasos en el suelo a mi izquierda.
Sabía que sin siquiera darme la vuelta que sería Paul.
Quil me dijo en la playa que se había enterado de que estábamos juntos y que estaba molesto pero que a mí realmente no me importaba. Necesitaba a alguien y Quil me ofreció su hombro, no estaba dispuesta a que Paul me gritara por ponerme en peligro cuando era un lobo con ridículos problemas de ira.
No me molesté en hablar primero. Mantuve mis ojos en mi techo blanco mientras su pesada respiración llenaba el silencio. Podía escucharlo caminar de un lado a otro, –¿En qué estabas pensando?
–Que estaba perdiendo la cabeza y que necesitaba un amigo con quien hablar.
–Tienes otros amigos con los que podrías haber hablado–
Me senté abruptamente y mi cabeza giró hacia él, –No–. Me burlé, –Ni siquiera empieces con esa mierda, Paul–. Sus ojos se entrecerraron en finas rendijas. Eso fue todo, estábamos a punto de tener nuestra primera pelea, –No puedo hablar con ninguno de mis otros amigos sobre perder personas por lo sobrenatural, sobre cómo el ex novio vampiro de mi hermana la dejó y le rompió el corazón. No puedo ¡sentarme y hablar con Jacob sobre por qué Quil y Embry lo dejaron! ¡No puedo hacerlo!
–¡Entonces habla conmigo!
–¡No puedo!– le grité, –Ya nunca estás. ¡O estás patrullando o vigilando a Quil, que por cierto está completamente bien!– Su mandíbula se apretó pero continué, –¡Ya no puedo ver a Emily porque no me dejas subir a la reserva Paul! ¿Sabes lo sorprendentemente patético que es eso de impedirme ir a alguna parte?
–¡Es porque no quiero que te lastimes!– Él respondió y su voz retumbó en comparación con la mía. Era un maldito buen trabajo. Estaba solo en casa.
Me bajé de la cama y me puse de pie. El artículo es lo único entre Paul y yo, –¡Estoy saliendo contigo. Un lobo que tenía problemas de ira como humano, cuya ira solo aumentó como un lobo, Crees que ver a Quil me pondrá en peligro pero eres igual de peligroso!
Paul comenzó a temblar levemente y exhaló en ráfagas cortas y agudas. Si quisiera actuar como un imbécil, se lo devolvería, no me importaba. Me miró, pero no me acobarde, –Sophia– Me advirtió, pero no lo dejé terminar.
–Honestamente ya no me importa una mierda, Paul, porque estos últimos meses han pasado factura en mí, no solo a Bella sino a mí. ¡No he tenido a nadie a quien recurrir, nadie que me ayude! Así que puedes irte. Adelante y di que no me quieres en la reserva, pero no me importa. Si quiero ver a Quil, lo haré, si quiero ir a la casa de Sam y Emily, lo haré, y si quiero hablar con Embry, lo haré. No hay nada que puedas hacer que me detenga porque he llegado hasta aquí.
Jadeé después de mi arrebato, mi pecho subía y bajaba rápidamente pero también el de Paul. Me puse de pie y esperé a que dijera algo, cualquier cosa, pero no lo hizo. Simplemente giró sobre sus talones y saltó por la ventana de mi habitación, desapareciendo en la noche.
Dejé escapar un gemido de frustración, tirando de mi cabello antes de colapsar en mi cama.
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