𝙺𝙰𝙿𝙸𝚃𝙴𝙻 1: Destino.

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⚠️: no tomar en serio éste FanFiction, pues de eso se trata... F I C C I O N
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Narrador omnisciente.

«maldita creencia que en 10 minutos llego a cualquier lado»

Se reprochaba Eric Harris, corriendo y empujando a los transeúntes, saltándose la señal de cruces de peatones y causando otros disturbios. A eso, se le agrega los perros molestos con el pasar del jóven. Para evitar dar la cara a la ley, se metió en una serie de callejones los cuales agradecidamente los tomaba a las 8 de la mañana y no a las 8 de la noche.

No le importaba el resto de la gente ni tenía remordimiento por sus acciones, ahora solo le importaba llegar a la estación de trenes más cercana para poder ir a la escuela. Él tenía un vehículo, pero algo ocurría que éste no andaba y ahora tenía que depender del transporte público.

Llegó a la estación, compró su boleto y esperó sentado en una de las bancas que ofrecía el andén. Sabía que no debía esperar cerca de los rieles, ya que tenía la conciencia de que existian desgraciados psicópatas que empujaban personas para que éstas fueran brutalmente asesinadas, sintiendo romper lentamente los huesos y destrozando los cuerpos hasta dejarlos irreconocibles y desparramados en los rieles. Pensó en el laborioso trabajo de los forenses al tener que presenciar semejante escena y, encima, limpiar e identificar el cadáver.

Siendo sinceros él acudía, hace un par de años, obligatoriamente al psiquiatra debido a que su madre pensaba que no era un chico normal. Extrañaba ese interés de sus padres, aunque ya se había acostumbrado a estar todo el tiempo encerrado jugando y creando mapas en DOOM.

Aún así, Eric disfrutaba de ser un raro pero no soportaba las burlas sobre eso ¿Qué tenía de malo? Si era hostil, nadie notaría su corazón roto; Si usaba gafas oscuras, nadie notaría la falta de vida en sus ojos y las ojeras debajo de ellas; si él usaba ropa larga, nadie notaría sus cortadas; si usaba botas militares, era para hacerle frente a los matones de gorras blancas; si usaba una gabardina negra, tenía cierta facha de ser miembro no oficial de "La mafia de las gabardinas negras"; si molestaba a personas débiles o discapacitadas, no estaría en el rango más bajo de la sociedad y aquella actitud tan amenazante no podía ser soportada por cualquier persona: convirtiéndose así, un problema potencial que no era tomado en cuenta por sus pares.

Pasaban los minutos interminables, los segundos eternos y cada vez más sentía más furia. Se supone que el servicio público debería ser el adecuado servicio público como reemplazo del vehículo propio en caso de emergencia.
Checaba la hora en su reloj de forma intermitente y desesperada, estaba perdiendo su paciencia. Mientras se debatía sobre las clases Fué entonces que el vigilante encargado del andén interrumpió sus pensamientos con un saludo -buenos días muchacho ¿Le pasa algo? Se le ve preocupado...

Eric no lo miró pero sonrió a medias. -estaré bien, solo necesito huir de ésta vida

El vigilante sonrió. -huir no arregla las cosas ¿Sabés? Es mejor tomar al toro por los cuernos

Eric lo miró neutral pero luego cerró los ojos y dirigió su mirada a los rieles -lo sé, solo si se sabe que valdrá la pena.- sentenció.

El chico ya se sentía muy incómodo y seguía esperando el maldito tren ¿Por qué tardaba tanto en llegar?

-debió haber sufrido un retraso- rió. -qué raro, casi nunca sucede.- A Eric no le causaba gracia que al vigilante le pareciera gracioso el hecho de que el tren se hubiese retrasado.

-claro, como usted no le urge viajar- contestó de mala gana.

-yo viajo mucho- susurró el hombre, con la mirada perdida- pero nunca me preocupo de que mi tren se retrase: siempre llego a tiempo, aunque el tren no llegue.

¿𝑨𝒖𝒏 𝒄𝒓𝒆𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒖 𝒃𝒓𝒐𝒎𝒂 𝒆𝒔 𝒅𝒊𝒗𝒆𝒓𝒕𝒊𝒅𝒂? | Dylric Where stories live. Discover now