𝙺𝙰𝙿𝙸𝚃𝙴𝙻 3: Odio.

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Narrador omnisciente.

Salieron de clases del laboratorio para ir a otra asignatura. Dylan quedó maravillado con la química, era tan fácil y tan útil... con útil en el sentido de que ahora su mente se había abierto a nuevas formas de tortura y muerte que cada vez se volvían más intrusivas, consumiendo a Klebold al grado de la disociación de su entorno. —aún no puedo creer que hayas enfrentado a la profesora de esa forma ¡Y por alguien!

—apenas nos conocemos, Dylan.

—das algo de miedo, aún siendo enano— confesó con una sonrisa retorcida.

Lo miró mal, cruzándose de brazos—no soy enano, tú eres muy alto.

—¡Wow! Era solo un chiste— se apresuró a decir.

—“iri sili in chisti”— se burló haciendo comillas con sus dedos, poniendo caras raras mientras le miraba con odio. —tú eres el puto chiste, Dylan.

—necesitas clases para controlar tu ira, Eric. Yo también era como tú... Me esforzaba por ser perfecto, por agradarle a todos, por ser un ejemplo a seguir, por no mostrar debilidad y cuando peor estaba emocionalmente. Me hicieron terapia con flores de Bach: una mierda para ser sincero pues no me ayudó— Klebold detuvo su relato para corroborar que Eric le siguiera el hilo; éste asintió y prosiguió con su testimonio— yo digo que vayas al Psicólogo.

—estoy bien— murmuró con suma frialdad y mirándolo directamente a los ojos. Un rostro serio que provocaba terror

Pues estaba lleno de odio. Odiaba que lo excluyeran de tantas cosas...

Entonces tocó el timbre del descanso y Dylan volvió a sonreír de forma bizarra. —bien feo, diría yo.

Harris se detuvo en seco, apretando los puños para no darle una golpiza al más alto. Podría ser de estatura promedio, pero tenía mucha fuerza o, quizás, mucho odio.
Tomó aire, lo contuvo 5 segundos y exhaló. Repitió el ejercicio como 5 veces para calmarse y prosiguió su caminata.

El rubio se preocupó al ver el semblante oscuro de su nuevo amigo. —¿Estás bien?

—si, estoy bien... Bien feo

Se miraron y carcajearon libremente, disfrutando del proceso y sus frutos y sin importarles la opinión de los demás.

Pero algo haría que la próxima vez, ocurriría en mucho, mucho tiempo...

Una voz rasposa detrás de ellos los espantó. —yo también quiero divertirme.

Al darse la vuelta, Eric no reaccionó a tiempo y un puñetazo impactó su rostro, en su mejilla derecha. Quedó aturdido por el golpe y cuando trató de pararse fué sujetado por dos tipos mucha más grandes que él. Klebold fué atrapado entre tres personas y batallaba por liberarse bruscamente de su agarre, sin éxito.

—¡Boliche de tontos!— eran los Jocks.

El castaño recibió litros de aceite de bebé sobre su cuerpo. Los matones tiraron agua por unos metros de pasillo, pusieron al chico en el suelo para después empujarlo. ¿La consecuencia? Se estrelló contra una puerta de metal y lo primero que impactó fue su cabeza, provocando un rebote debido al choque. Harris se paró como pudo para enfrentarse a aquellos bastardos; Dylan se anticipó, logró escapar del agarre y se interpuso entre su amigo y los Jocks.

—por favor Eric, no cometas una estupidez. No te rebajes a su nivel y no le des importancia ¿No te das cuenta que por sí solos no son nada? Son débiles y cobardes, por eso atacan en grupo. Vámonos— Klebold se preparaba mentalmente para alguna agresión a su persona por parte del más bajo pero, sorprendentemente, éste respiró profundamente y le dió la razón.

¿𝑨𝒖𝒏 𝒄𝒓𝒆𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒖 𝒃𝒓𝒐𝒎𝒂 𝒆𝒔 𝒅𝒊𝒗𝒆𝒓𝒕𝒊𝒅𝒂? | Dylric Where stories live. Discover now