𝙺𝙰𝙿𝙸𝚃𝙴𝙻 18: Plano astral

88 12 25
                                    

Eric Harris.

Despierto en el vacío oscuro de un abismo eterno. El dolor de las cortadas en mis muñecas y antebrazos me recuerdan como fué que llegué aquí, el ardor y la pesadez de mis ojos dificultan mi objetivo de escapar de allí, el punzante dolor de cabeza debido a la deshidratación por llorar invade mis sentidos, el frío envuelve mi cuerpo.

Quería huir de ese lugar pero para ello debía encontrar una luz, una razón para continuar y no rendirme.

Tal pensamiento hace que comprenda mi entorno, mi cuerpo lo había dejado atrás pero mi alma ahora vagaba por el limbo sin rumbo aparente: allí mismo podía elegir si soportar el dolor de vivir o la libertad que me otorgaba la muerte. En esos momentos, yo solo necesitaba paz.

Luego de tantas cosas, es obvio que una mentalidad débil elegiría no seguir luchando por una vida pero yo no era esa persona. Soy de aquellos quienes piensan en todo el potencial que puede obtener un individuo alimentado por la superficialidad e hipocresía de la gente: el querer vivir por ti y para ti mismo y descubrir la enorme persona que podrías ser.

Por otra parte, no renunciaría porque tengo muchos problemas que arreglar y asuntos que aclarar para que mi alma (y mi conciencia) puedan descansar. No me marcharía sin curar todo el dolor que causé a quienes me querían.

Quiero jugar una vez más en un parque con Sparky.

Quiero tener y disfrutar una salida más con mi familia.

Quiero disculparme con Brooks, él solo quería lo mejor para mí.

Quiero pedirle perdón a Susan por haber sido tan egoísta y no tener en cuenta lo que ella sentía.

Quiero que Dylan me escuche, quiero un último abrazo, un último beso, una última mirada y una última promesa: que ambos nos íbamos a reencontrar en el más allá, porque nuestros corazones y destinos están unidos por un hilo rojo enlazado a nuestros meñiques. Perdonaría su estupidez, porque yo sé que a veces tampoco sé manejar bien la mía.

Una vez hecho esto, podría morir como un hombre feliz.

Las imágenes y los recuerdos basados en mis deseos pasan rápidamente, mi vida estaba escapando a través de mis abiertas y no tratadas cortadas: no tenía mucho tiempo para pensar, necesitaba elegir antes de que finalmente la muerte reclame a mi alma.

Por un lado, podría irme súbitamente y no solucionar los problemas que generé en vida; por otro, podría seguir luchando por vivir sabiendo que eso me puede traer nuevos buenos momentos así como más razones para desear morir.

Sé que renunciar a todo es complicado, pero:

¿No es más complicado seguir intentándolo? ¿No es más valiente continuar a pesar de todo, de seguir firme ante la adversidad y estar de pie frente a un cañón?
¿No es más difícil dejar el orgullo de lado y solucionar las cosas con alguien?
¿No es complicado no callar y hablar sobre aquello que nos incomoda?

¿Eso no nos hace buenos? ¿Es posible que exista algo bueno en mi?

Me paralizo ante la posibilidad de redimirme y regresar como alguien más.

Entonces, siento un shock y veo un destello que ilumina por unos instantes éste vacío. La oscuridad vuelve unos segundos antes de desaparecer por la luz de ese destello. Mi cuerpo tiembla ante el repentino calor de mi pecho, un calor que quema como el infierno y hace que mi corazón bombee rápido.
Nuevamente ese rayo me sacude y, como pasó anteriormente, es opacado unos momentos después por la penumbra.

Decido abrazarme fuertemente, preparándome para el siguiente golpe de voltaje y rogando que ese tormento no vuelva a manifestarse. Estaba asustado pero aquél hecho no volvió a repetirse, aquello me tomó por sorpresa y me confundió aún más.

«¿Será qué...?» No Eric, no seas estúpido: a nadie le importa si vives o mueres, el mundo no se va a detener por lo que te pase.

Escucho una persona llorando y no puedo distinguir si es un hombre o una mujer, solo sé que es un eco del cual no puedo hallar una dirección del cual pueda teorizar la procedencia del sonido. Luego, comencé a escuchar murmullos que salían de la misma nada y nuevamente no pude localizar la fuente de aquellas voces susurrantes.

Largas manos surgieron de la penumbra tratando de arrastrarme consigo a la oscuridad, las golpeé como pude para evitar dicho final; las mismas aparecían aleatoriamente buscando una distracción o vulnerabilidad para someterme.

En una milésima de segundo comprendo el panorama y un frío me recorre la espalda, cada centímetro de piel se eriza y un hueco se forma en mi pecho.

Eran mis peores pensamientos, los pensamientos intrusivos que me querían llevar a rendirme y dejar todo atrás. Su intensidad varía según a la edad en la cual fueron creados: aquellos quienes me apartaron en la primaria de mis sueños ahora tenían menos importancia que las bromas que los jocks me hacen diariamente.

En mi pecho, tal vez entendiendo la decisión que iba a tomar, las olas de un profundo mar de sentimientos que navegan errantes en mi corazón retumban en cada fibra de mi piel, poniéndome los pelos de punta.

No quería morir solo.

No podía irme sin vengarme porque eso sería demostrar que ellos habían ganado, que yo era más débil y me rendiría ente sus pies. Si bien considero que la muerte no es la mayor pérdida en la vida (por eso me importa tan poco ésta última), la mayor pérdida es lo que muere dentro de nosotros mientras vivimos y la sociedad ha pisoteado tan cruelmente que lo mínimo que puedo hacer es arrebatarles su vida por todo el sufrimiento que he tenido que soportar.

Nuevamente el shock y los calambres se adueñan de mi cuerpo, pero ésta vez estoy listo para resurgir como un ave fénix. Me alejo de la luz prometedora de un más allá deseado y me adentro en la oscuridad de mi vida, de mis traumas, mis sueños rotos, mis lágrimas y de todo lo que alguna vez consistió esta misma.

Cierro los ojos por última vez, aceptando mi nuevo destino.

[...]

El sonido del marcapasos indicando señal de mi existir es lo primero que percibo en medio de un silencio sepulcral y luego el olor a fármacos, pero no puedo ver claramente: solo puedo apreciar mi borroso entorno. Reconozco la fina tela de mala calidad tapando mi cuerpo además de una garganta bastante rasposa y seca, comienzo a toser por ésto último. Mi cabeza duele producto de la deshidratación.

En medio de toda esa confusión, escucho una gruesa voz que da la noticia:

—está vivo, él ha vuelto.

Sonrío débilmente antes de desmayarme.

«prepárense perras, Eric Harris ha regresado»

______________________________________

Eric volvió empoderada 💋💅🏻

Y yo también, pero a nadie le importa 🤙🏻

1138 palabras

-Klaus Pelón.

¿𝑨𝒖𝒏 𝒄𝒓𝒆𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒖 𝒃𝒓𝒐𝒎𝒂 𝒆𝒔 𝒅𝒊𝒗𝒆𝒓𝒕𝒊𝒅𝒂? | Dylric Where stories live. Discover now