𝙺𝙰𝙿𝙸𝚃𝙴𝙻 2: Pedido de ayuda.

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Narrador omnisciente.

Klebold estaba solo en su habitación acostado mirando el techo sin hacer nada, pensando en un todo y siendo consciente de que el tiempo pasa, de jamás se detendrá y de jamás se recupera lo perdido. Pero Dylan no pensaba en personas, objetos materiales, planes, metas dejadas atrás y sueños rotos; no, Dylan solo pensaba en aquellos momentos donde fugazmente sintió que todo estaba bien y, carajo, deseaba que aquellos pequeños instantes se vuelvan tan grandes que sean infinitos y eternos.

Si hay una sensación que es más poderosa que sus emociones, era la de sentirse estancado, no inútil pero innecesario, incapaz de ser alguien destacado, se sentía tan diminuto ante el resto a pesar de que midiera casi dos metros de altura. Mierda, su mundo sería un verdadero infierno si midiera menos de 1,70... Eso sí que era jodido.

De todos modos quería quitarse del camino de la vida e ir rumbo a la muerte, porque nadie se daría cuenta y sí a alguien se diera cuenta, sabía que no le importaría.

Respiró profundo y exhaló con pesar. Se sentía un poco mal por estar solo, pero sentía que se lo merecía.

«nunca serás suficiente»

Ah cierto, jamás a estado solo.

Golpeó el colchón para descargarse. —cállate, maldita sea.

«eres un estúpido»

—soy mejor que tú.

«Nunca fuimos tú y yo»

—¿Qué quieres decir con eso?

«que tú y yo nunca fuimos dos, esta es la mierda que eres Dylan. Acéptalo de una puta vez»

Tomó sus cabellos rubios con violencia, tratando de tapar sus oídos aunque era inútil porque esas voces eran suyas... eran de su traicionera mente. —¡Basta!

Sue Klebold, su madre, tocó despacio la puerta de la habitación. —hijo ¿Te encuentras bien?— preguntó amable y preocupada

Rodó los ojos —si mamá— contestó monótono y sin ganas.

—recuerda que puedes contar conmigo para lo que sea.

Se sintió algo culpable por como se había expresado. Se odiaba por ser tan hostil y agresivo, sonrió forzadamente para calmarse —gracias, mamá...

Ella se marchó, dejando a Dylan solo con sus pensamientos. Decidió cantar para aliviar su dolor y su mente hasta que, sin querer, se quedó dormido.

{6:54 pm}

No había desayunado, ni almorzado ni merendado. Ya su dieta le importaba poco pero al mismo tiempo le preocupaba su figura, creyó que si solo comía cuando tenía hambre o que solo viviera a base de agua y ensaladas le harían bajar de peso.

¿El gran problema? Dylan tenía hambre a cada rato, entonces comía en todo momento.

No estaba gordo o con kilos de peso, solo quería tener el mismo estado físico que los Jocks: abdomen, bíceps, mandíbula perfilada... Ya saben, lo que presume cualquier deportista.

«ni para adelgazar sirves»

—ni tú para callarte o preocuparte mínimamente por mí.

Tomó su almohada bruscamente, la puso en su rostro y gruñó. Luego, se levantó y se preparó un café para dedicar lo que queda del día a cálculo.

Se sentó en su escritorio, sacó un lápiz negro y una goma de borrar y empezó a leer los ejercicios que la profesora le había dejado como tarea. Se dió cuenta que eran muchos ejercicios combinados. —¿Cómo carajos haré ésto en lo que resta de la tarde?

¿𝑨𝒖𝒏 𝒄𝒓𝒆𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒖 𝒃𝒓𝒐𝒎𝒂 𝒆𝒔 𝒅𝒊𝒗𝒆𝒓𝒕𝒊𝒅𝒂? | Dylric Where stories live. Discover now