¿𝑨𝒖𝒏 𝒄𝒓𝒆𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒖 𝒃𝒓𝒐𝒎𝒂 𝒆𝒔 𝒅𝒊𝒗𝒆𝒓𝒕𝒊𝒅𝒂? | Dylric

𝙺𝙰𝙿𝙸𝚃𝙴𝙻 20/04

Alerta: escenas +18 ⚠️🔞
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[19/04/1998]

Dylan Klebold.

—¡Espera, V.!— ruega desesperado.

—anda, será gracioso ver como quedarás al final.

—¡Me vas a partir, idiota!

—he esperado mucho tiempo para hacer esto.

—voy a matarte— murmura entre dientes.

Pongo mis manos en sus hombros y me coloco detrás de él, desde esta posición puedo empujar con más fuerza —bien, aquí vamos...

Él agacha la cabeza —me vas a lastimar— murmura.

—¡Agh por favor Eric! No seas exagerado, ni que fueras a morir desangrado.

Gira su cabeza para espiar por encima de sus hombros —oh gracias por tus palabras de apoyo Dylan, ahora tengo menos ganas de hacerlo.

Gruño —cállate Reb.

Intenta golpearme pero sus débiles y flacuchos brazos no logran su objetivo, aún así no desiste —¿Podrías ponerte en mi lugar?

Le golpeo con agresiva "ternura" —no seas marica— regaño.

Abre su boca en una gran "O" —bueno, si vas a comenzar con tus pensamientos homosexuales, ya no quiero jugar.

Chasqueo la lengua —ay qué pena, lástima que no me importe los sentimientos de un enano.

Palidece, se pone de rodillas y me apunta discriminatoriamente con su dedo índice—escúchame bien, pito cortad-

No dejé que terminara su frase porque empujé la silla de ruedas de aquella pendiente.

—¡Te maldigo, Klebold!— grita a la distancia.

Yo río un poco antes de tomar mi skate y lanzarme por la calle, estabilizo mi centro de gravedad y trabo mis tobillos para acoplarlos en aquella tabla. El viento sacude ferozmente mi cabello (a veces dejándome ciego) y me permite regular mi velocidad; una vez estando en una superficie un poco más llana empiezo a erguirme lentamente para reducir la velocidad y manejar mejor las direcciones.

Uso mi pie derecho como impulso para alcanzar a Eric, quien gritaba agitado por socorro. Una vez que estuve cerca de él tomé la silla de ruedas y volví a usar mi pie para frenar gradualmente, la fricción de mi calzado con el asfalto es chirriante.

Reb se hace una bolita en su lugar —podría haber muerto...

Noto un tramo con varios pozos —si no morimos antes, lo haremos ahora— afirmo mirando fijamente ese terreno disparejo.

Él sigue mi mirada hasta ver el peligro —mierda, esto es tu culpa— sentencia.

Al momento en que tanto mi rueda del skate como la de la silla de Eric tocan esa piedra salimos catapultados hacia varios arbustos que frenaron nuestro aterrizaje pero no impidieron que caigamos colina abajo por una pendiente llena de árboles, tierra y hojas secas.

Luego de girar mil veces en la caída, Eric quedó encima mío: ambos tan cerca unos de otros que podíamos apreciar plenamente como las pupilas (producto de la palpitante tensión) de el contrario se agrandaba.

Rojos como tomates en el frío soplido del viento, decido romper el hielo —¿Crees que deberíamos besarnos para romper la tensión?

Eric frunce el ceño y piensa unos instantes —yo digo que sí.

Río jovial dejándome llevar por el momento, hasta que analizo la respuesta que me hace palidecer —espera, ¿Acabas de decir q-

Mi diálogo es interrumpido por los labios de Reb sellando los míos con suavidad. No es apresurado, es lento y los carnosos labios ajenos saborizados con Dr Pepper y vodka.