𝙺𝙰𝙿𝙸𝚃𝙴𝙻 15: El amor es para idiotas.

144 10 21
                                    

[⚠️: contiene una escena de intento de suicidio].

Eric Harris.

Rabia, traición, mentiras, ira, odio, resentimiento, decepción, confusión, vulnerabilidad, soledad, impotencia, dolor, desconfianza, venganza, masacre, muerte, suicidio, miedo...

Eran las palabras que inundaban mi mente de forma desordenada, no podía creer en que había sido engañado todo éste tiempo. Me siento tan imbécil, seguro que todo esto fué una muy mala broma de parte de los Jocks y Klebold estaba involucrado.

La noche fría me hacía temblar los huesos y congelaba mis dedos que inútilmente ocultaba en mis bolsillos, mis anteojos oscuros se empeñaban por la condensación de mis lágrimas que trataba de retener en mis ojos. Aún así mi orgullo era más grande como para preferir morir por hipotermia a que tener que volver a entablar una relación con Dylan.

Lo escuché sollozar, gritarme por una nueva oportunidad y quería explicarme mejor su mentira. Yo solo me alejé de él, parecía patético suplicando por atención y perdón: al final tenía razón y, por lo mismo, haber seguido mi propio consejo.

"El amor es para idiotas"

Fuí tan estúpido ¿Cómo iba a ser alguien importante en la vida de una persona que conocí en un tren? Y aún más estúpido me siento por querer tener una relación con tal persona, además de creer que tenía una conexión profunda y espiritual cuando ni siquiera sabía cuando había nacido.

No, no estoy exagerando: de verdad que no me sé la fecha de cumpleaños de voDKa.

El punto es que confundí la sensación de estar enamorado con un simple flechazo, un amor a primera vista.

-Maldito judío- susurro entre dientes.

Saco un cigarrillo enrollado y un encendedor. Acuné con mis manos a un costado al producto para incentivar a que se forme la llama. Una vez encendida, le di una bocanada y liberé el humo de mis pulmones. La nicotina invade mi ser y me ayuda a escapar un poco de la realidad.

Tengo un cigarrillo enrollado colgando de mi boca, ahora luzco como un niño vaquero.

El calor entibia un poco mi rostro y me ayuda a sobrellevar el paseo. No ando rápido o apresurado, solo disfruto de esa noche otoñal y el crujir de las hojas secas bajo mis pies me satisfacen. La poca iluminación existente le daba una sensación de penumbra a ese camino, admiro a las luciérnagas desplazarse en el viento detrás de los árboles y mi curiosidad me gana: comienzo a adentrarme a ese denso bosque muerto por el otoño con sus árboles de troncos blancos.

Una mala sensación me hace frenar de golpe ¿En qué estaba pensando al adentrarme a aquella zona peligrosa y desconocida para mi? Aún así me sentía atraído a su misterio, a su flora y fauna poco convencional y a los supuestos monstruos que habitan en ellos.

Junto coraje y tomo el cigarro de mi boca para inútilmente alumbrar un poco más allá que mis pies como si fuera una antorcha.

Escucho las ramas quebrarse y las hojas romperse bajo mis pisadas, algún ulular entre búhos, el aullido lejano de un lobo y sapos saltando de aquí para allá. Juro haber visto unas misteriosas luces esconderse tras las nubes y sombras esconderse detrás de los abedules, invitandome a seguirlas.

Discuto con mi cigarro, él me llama "cobarde" y yo le respondo "cállate, tu cabeza está en llamas" para proceder a arrojarlo al suelo húmedo y pisotearlo.

¿Acabo de hablar con mi puto cigarro? ¡Mierda! Dylan tenía razón: NBK me está volviendo loco.

Pero ya no está Dylan...

¿𝑨𝒖𝒏 𝒄𝒓𝒆𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒖 𝒃𝒓𝒐𝒎𝒂 𝒆𝒔 𝒅𝒊𝒗𝒆𝒓𝒕𝒊𝒅𝒂? | Dylric Where stories live. Discover now