doce

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—¡Dale mamá!—rogó Rocío con las manos juntas—Tenemos que hacer algo de lo que dicen las brujas para ayudar a la selección. Pedile a Amara que les cure el mal de ojo a todos los jugadores, ella lo hizo en los partidos anteriores y supongo que funcionó. Y en todo caso, a Francia los conge—

—Nena te dije que no vamos a congelar a nadie—interrumpió—El equipo rival está muy protegido y si congelas todo lo malo rebota a la selección, y quien sabe si a nosotras también. Asi que pensá bien antes de mandarte una cagada—advirtió Pilar apuntando con el dedo a su hija mayor, quien la miró confundida ante lo último que dijo.

—¿Cómo que algo malo para nosotras también?

—Y si hija, yo no pienso bancarme a la tatarabuela de Mbappé rompiendome las bolas todo el verano solo porque vos decidiste congelarlo. No quiero vivir los próximos días como en una película de terror.

Rocío soltó una risa por lo bajo y apoyó su espalda en el respaldar del sofá. Fijó su vista en Juliana, la menor de las tres, quien dormía plácidamente sobre su mamá. Ambas se encontraban en la cama, Juliana tenía su cabecita apoyada en su pecho y Pilar la sostenía.

—Mandamos a Juliana al vestuario de Francia y que haga caca en cada uno de los botines—recomendó la castaña y  Pilar dejó escapar una risa por las ideas alocadas que su hija estaba dando en los ultimos minutos—Es una buena idea.

—Solo a vos se te ocurren esas cosas.

—Y seria divertido ver la cara de los jugadores cuando sientan una cosa blanda al meter el pie en los botines.

—Si la descubren no la pueden meter presa porque es demasiado tierna y nadie va a resistirse—rió.

—Yo estoy esperando el momento en que Juliana empiece a hablar y revele que es como la bebé de "Un jefe en pañales 2"—comentó divertida haciendo reír nuevamente a Pilar.

—Ni me hables de cuando empiece a caminar. Ahora lo intenta y va bastante bien, será hoy nomás que estampó el culo contra el piso demasiado fuerte.

—Eso me dolió hasta a mi.

—Cuando empiece a andar de un lado al otro voy a tener que esconder todo lo que haya en casa.

—Que poca fé que le tenés a Juli, mamá—expresó riendo y se acomodó en el sofá nuevamente—Aunque mejor no pienso lo contrario, un mes más y seguro se cumple lo que decis.

—No es poca fé. Vos eras tranquilita y no rompias nada. Ella...—murmuró y señaló a Alma con la cabeza, quien estaba durmiendo de espaldas en la cama de al lado—Fue un intermedio, no destrozó tantas cosas. Pero esta chiquita que tengo encima me va a romper todo lo que se le cruce, va a ser pícara.

—Es super tranquilita, pero cuando pase a la adolescencia va a ser bastante rebelde y se le nota. Se te va a revelar unas cuantas veces —sonrie y Pilar imita su acción.

–¿Ro te puedo contar algo?Aprovechando que Alma está durmiendo. Si ella escucha esto seguramente va a poner el grito en el cielo y así Juli se va a despertar.

—Obvio ma, podes contarme lo que sea—respondió sinceramente mientras se sentaba en el sillón con las piernas cruzadas.

—Bueno...—hizo una breve pausa y suspiró pesadamente —¿Te acordás que para el último partido, después de las entrevistas, te dije que tardé porque no encontraba el baño?

—Si, me acuerdo perfectamente.

—En realidad no tardé porque no encontraba el baño. Bueno, en parte si estaba perdida. Pero hubo otra razón.

—¿Te cruzaste a uno de Croacia y te comió a besos?

—¡No!—masculló—Fue otra cosa. Bah, otra persona. Y no uno de Croacia.

LAVENDER HAZE: Dibu Martinez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora