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🗓16 DE NOVIEMBRE DE 2010 📍BUENOS AIRES PILAR; 18 AÑOS ROCIO; 3 AÑOS
Pilar apretó los labios con fuerza y cerró los ojos esperando a que las patadas de sus compañeras lleguen a su fin. Estas eran cada vez más fuerte y el dolor se expandía hacia cada parte de su cuerpo. Su labio y nariz sangraban sin parar, anteriormente la habían golpeado en esas zonas a pesar de que intentó defenderse. A sus compañeras parecía no importarles si le dolía o no. Desde su primer día en aquella nueva secundaria, exactamente tres años, se encargaron de hacerle la vida imposible después de enterarse que en ese momento estaba embarazada.
Entre risas y burlas las cuatro chicas dejaron de patearla con brutalidad y se alejaron de ella. Pilar abrió los ojos y las lágrimas que estaba conteniendo desde hace rato no tardaron en aparecer. Siempre lo mismo. Tenía que aguantar que la humillen, la maltraten y la humillen cuando a ellas se les cantaba el orto. Todos sabían lo que estaba pasando por culpa de esas chicas y nadie hacia nada, ni siquiera las autoridades del colegio.
Estaba en su último año, perofue el peor de todos.
Pilar intentó levantar su cuerpo. Sin embargo, cayó nuevamente al piso. Estaba demasiado débil
—No sos capaz de defenderte, Pilar—se burló Mar, la "líder" del grupo—¿Qué se siente estar hecha mierda justo el día en el que tu bastarda cumple tres años?
—Lindo regalito le vas a dar a esa pendeja de mierda—le siguió la corriente Amelia y las cuatro amigas rieron.
Pilar volvió a fruncir los labios aguantando las ganas de llorar y gritar. No podia hacer nada, nadie iba a escuchar y creer su versión si iba con los directivos.
Mar sonrió de lado, se acercó a Pilar y escupió en su cara.
—¿Por qué tuviste que cagarte la vida tan rápido?—rió—Lo más probable es que tu hija te odie cuando seas grande por traerla a este mundo cuando tenias tan solo quince años. No sólo te condenaste vos misma, sino que también condenaste a tu hija a una vida llena de miseria.
—Cállate—murmuró Pilar con la voz entrecortada.
—¿Te duele escuchar la verdad, chiquita?—preguntó y dejó escapar una carcajada—Nunca lograste integrarte en otros grupos de nuestro curso, Pilar. Y eso es porque nadie sería amiga de una madre adolescente.Tu únicos amigos están en otros cursos. Siento
—Aunque sean de otros cursos por lo menos me aceptaron a pesar de tener una hija y nunca me trataron como ustedes—se defendió y,como pudo, se levantó lentamente y se sujetó de la mesada del baño para no caerse.
