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—¿Me estás pidiendo consejos para conquistar a Fran? Pensé que no te gustaba.
—Sos la primer persona a la que se lo cuento, papá—respondió sinceramente y se sentó en su cama con las piernas cruzadas. Emiliano rió y se sentó en el borde de la cama—Por favor te ruego que no le digas a nadie. Mucho menos a Santi, es capaz de hacerme bullying durante un mes.
—Tranquilo, no le voy a decir a nadie. Va a a ser nuestro secreto—sonrió levemente—¿Pero por qué me pedis ayuda justo a mi?
—Sos el ser humano más chamuyero que conozco. Es obvio que te voy a pedir ayuda para estas cosas.
—Me siento halagado.
—Le iba a pedir a Leo. Pero, en primer lugar, no iba a esperar hasta que llegue en la noche. Y en segundo lugar, es un dominado. Lo más probable es que le cuente todo a Anto. Por ese pajarito mamá se iba a enterar y me iba a joder con Fran.
—Más respeto con Leo, nene. Pendejo atrevido.
—Pero si es la verdad. Es un gobernado. Al igual que alguien que yo conozco—respondió burlón—Te tienen de la correa, papá.
—¿Vamos a hablar de como tu mamá me vuelve un pollera con tan solo respirar cerca mío o de que querés conquistar a Francesca?
—De Fran—asintió—Pero si te zarpas con los consejos te voy a acusar con mamá y te va a dejar sin chimichanga por un mes entero.
—Se dice sexo, pedazo de pelotudo. No es nada del otro mundo.
—Es lo mismo pero más suave.
—Suave va a ser la patada en culo que te va dar Rodrigo cuando se entere de que te gusta Francesca. Y que se note el sarcasmo.
—Como terapeuta te cagas de hambre. La próxima vez le pido ayuda a Rocío.
—¿¡Te gusta Fran!?—exclamó Bren muy sorprendida y ambos fijaron la vista en la puerta, allí estaba parada la pequeña con una mirada de asombro. León frunció los labios fuertemente. Su hermana es tan chusma—Esta información vale millones, ¡Lala tiene que saberlo!
Brenda salió corriendo, dejandolos con la palabra en la boca. Emiliano se levantó rápidamente y sin decir nada salió de la habitación para seguirla. Antes de que Brenda bajara por la escalera, Emiliano se acercó a ella y le hizo upa, ganándose unas cuantas quejas por parte de su hija.
—¡Quiero ir con Lara, quiero ir con Lara, quiero ir con L...-Dejó de quejarse apenas Emiliano le tapó la boca suavemente y sin hacer tanta presión.
—Hasta que al fin haces silencio
—¡Mmmm! ¡Mmmm!—se quejó tratando de sacar la mano de su papá.
—Vas a ir con Lara después de que tengamos un conversación para que no digas nada sobre lo que escuchaste— susurró y su hija lo miró mal—No me mires así chiquita. Primero hablamos, después hacé lo que quieras.
