capítulo seis

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CAPÍTULO SEIS

—Trata de hablar bien con él, ¿si?—susurró ya que ambos se encontraban en la cocina manteniendo una conversación privada

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—Trata de hablar bien con él, ¿si?—susurró ya que ambos se encontraban en la cocina manteniendo una conversación privada.

Santi, Juliana y Brenda estaban sentados en el sillón del living como si estuvieran esperando una sentencia en un juicio.

Lara dormía, lloró demasiado hasta que concilió el sueño. Se sentía culpable ya que ella le dió la idea a su gemela sobre aparecer de sorpresa en el auto. Emiliano y Pilar hablarían con ella después.

—Ni que fuera a ser tan forro con él.

—Es que en parte yo también tuve la culpa al darle las llaves sin tu permiso—le recordó—Lo admito, no debí darselas y no lo voy a hacer de nuevo a menos que sea con tu permiso—prometió y levantó su palma en forma de juramento. Emi sonrió levemente y después la bajó—Y Emi... también tenemos que hablar con ellas. Hay que volver a poner ciertos límites porque la situación se nos está yendo de las manos.

—Amor les pusimos ciertos límites hace un mes cuando estaban demasiado alteradas. ¿Te acordás como terminó eso? Se volvieron el doble de locas.

—Desde que nacieron son traviesas, pero demasiado. Y se alteran al toque. No sé que pasó en el medio que nos salieron así.

—¿Tan loca te volví en las noches de la luna de miel como para que salgan dos bestias?

—¡Emiliano!

—¿Y que? Es verdad. Gritabas como lo-

—No hace falta que des detalles—masculló  interrrumpiendolo y Emiliano rió y colocó ambas manos alrededor de la cintura de su esposa—Pero hablando en serio, tenemos que tener una conversación con ellas. O al menos ahora con Bren y después con Lara.

—Bren no va a aceptar tener una conversación a solas con nosotros si no está presente su cómplice de travesuras—le recordó.

—Pasa si que si despertamos a Lara va a estar con cara de culo el resto del día.

—En esta vida hay que correr todo tipo de riesgos—sonrió levemente—Además eso ya sabemos perfectamente de quien lo aprendió.

—De vos, obvio—respondió haciéndose la desentendida.

—No, de vos Pili—rió—Cuando alguien las despierta temprano las dos tienen cara de culo por el resto del día.

—Es porque cada vez que trato de dormir siempre algo pasa. Y cuando por fin logro conciliar el sueño vos vas y me despertas—reclamó. Su esposo sonrió sin decir más nada y depositó un corto y cálido beso en sus labios.

—Te amo—sonrió—Incluso con todo tu mal humor y el carácter fuerte.

—Yo también te amo, Emi—sonrió levemente—Pero vos causas que mi malhumor aumente también—le recordó.

LAVENDER HAZE: Dibu Martinez Where stories live. Discover now