Capítulo 22

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Rigel

No podía creerlo, pero había visto las pruebas, así que tenía que ser cierto. Aunque lo más perturbador era lo que significaba todo aquello, las implicaciones de lo que acababa de descubrir. Nuestro árbol rojo no enfermó y contaminó el planeta, fue al revés, alguien contaminó el planeta de forma deliberada, alguien volvió negro nuestro árbol, y lo hicieron con un objetivo en mente. No sabía realmente cual era, si destruir la vida de nuestro planeta, si infectarnos a todos con la peste negra, o la de convertirnos en parias. Las dos últimas las habían conseguido, la primera casi lo logran.

Volví a revisar mi brazalete, no había señales de la nave de rescate. Seguiríamos varados en este planeta un poco más. Todo dependía de lo que tardase mi señal de ayuda en alcanzar a una de nuestras naves. Podían ser días, meses...Solo rezaba para que no hubiese sido interceptada por nuestros atacantes y eliminada. Sacudí la cabeza intentando apartar esa idea, para eliminar la señal primero tendrían que saber que existe y fue lanzada, y para eso tendrían que ser uno de los nuestros. ¿Alguno habría caído tan bajo como para arrojarnos a este planeta? Todos tenemos un precio, quizás habían encontrado el suyo.

—Tenemos que salvar a esta gente. —dijo Silas a mi lado.

Me había llevado hasta el árbol negro de este planeta, para que comprobase por mí mismo que la historia que em estaba contando era cierta.

—Ya es demasiado tarde. Su árbol está contaminado. —Al menos ellos habían conseguido contener la contaminación dentro del valle, el resto del planeta estaba a salvo. Era más de lo que tenían las gemelas rojas.

—No me refiero a eso. —Me giré para enfrentarlo.

—¿A qué entonces? —Silas se acercó a la pared de roca para sentarse en un saliente.

Pholion tiene secuestrado todo el planeta. —alzó la vista, para observar el escudo que nos rodeaba.

—Podríamos reprogramar el escudo, arrebatarles el control. —Con sus conocimientos y los míos, seguro que encontrábamos la manera de hacerlo.

—Eso solo sería un pequeño parche, hasta que dieran con la manera de destruirlo y aniquilar todo resto que su colonización haya dejado sobre la superficie. —Con los recursos económicos de una empresa tan grande y poderosa como Pholion, podría ser poco tiempo.

Miré hacia el valle, donde los aldeanos estaban festejando su recién adquirida libertad. Era triste. Apenas estaban dando los primeros pasos como civilización, y en menos de un suspiro no quedaría nada que evidenciara su existencia. Nada como un verde para la aniquilación, y si lo sumamos a grandes intereses económicos... No quedaría ni rastro.

—Algo me dice que ya has estado dándole vueltas a la manera de hacerlo. —Cuando Silas tenía esa expresión concentrada en el vacío, es que tenía un hilo del que tirar, uno viable.

—Tenemos que presentar su caso en el alto Tribunal. —Esa frase me hizo prestarle mucha más atención.

—Eso sería complicado. El Alto tribunal solo acepta casos que no pueden ser asumidos por los tribunales ordinarios. No entiendo mucho de leyes, pero ¿no suelen ser casos muy mediáticos y largos? Pholion podría eliminar las pruebas antes si quiera de que fuese aceptada a trámite la demanda. —La respiración de Silas se interrumpió, como si tomase una pausa, y después se giró hacia mí.

—Puede que me esté acostumbrando a actuar por vías poco comunes, o tal vez sea que desde que me embarqué en esta aventura con la reina blanca haya desarrollado un cierto gusto por a encontrar maneras creativas para afrontar nuestros problemas, pero el caso es...—hizo una pausa— que creo que hay una manera de conseguir lo que queremos sin que a Pholion ni a ningún otro les dé tiempo a tomar medidas. —¿Quién dijo que un amarillo no podía salirse de los cauces establecidos? A veces he pensado que Silas se había acercado peligrosamente a la legalidad, pero estaba claro que este tipo de juego le estaba gustando.

El clan del viento - Estrella Errante 3Where stories live. Discover now