Capítulo 39

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Khan

No podía dejar de observar las luces de la ciudad al otro lado del ventanal, y no era porque fuesen embriagadoras, sino porque necesitaba mantener mi mente ocupada en los datos que acababa de recibir. Todo parecía estar tranquilo, demasiado tranquilo. Si el rey de cualquier casa hubiese desaparecido, su pueblo ya estaría exigiendo la movilización de los ejércitos de la Confederación para salir en su busca.

Pero ellos no, los malditos rojos habían enviado exploradores a lo largo y ancho de la toda la galaxia conocida, pero no habían abandonado sus obligaciones en la defensa del Santuario. Ni siquiera parecían nerviosos o preocupados, en ningún momento han perdido la calma, y eso me desconcierta. O mejor dicho, me cabrea. Odio su templanza, su serenidad en momentos de crisis, su pragmatismo. Supongo que es por las décadas de peleas inútiles que no los llevaron a nada. Ellos mejor que nadie, saben que no sirve de nada el histerismo.

La suave llamada de mi asistente al otro lado de la puerta de mis aposentos, me hizo volver a la realidad. Abrí la línea de mi comunicador para comprobar qué era tan importante como para molestarme.

—¿Qué ocurre? —Mi voz trató de transmitir la incomodidad que eso suponía.

—Ha llegado información del sector rojo. —Aquello me sorprendió, no se esperaba ningún tipo de movilización de esa zona. ¿Qué estaría ocurriendo en la casa roja?

—Pasa. —La puerta se abrió con un suave deslizamiento hacia la derecha, dando paso a mi joven ayudante. Podía parecer joven, pero ya tenía una amplia experiencia militar a sus espaldas, si no, no le habría escogido para ese puesto. —Trae. —Tendí la mano para que me entregase la terminal en la que estaba esa información sensible. Nada de enviarla de forma telemática como el resto de mensajes, nunca se sabía quién podía estar escuchando, y mucho menos si habían decodificado nuestro sistema de encriptamiento de mensajes.

Repasé los datos en la pantalla. Al parecer, corría la voz de que el kupai rojo había sido sanado. Eso eran malas noticias, muy malas noticias. Después de todo el esfuerzo que habíamos realizado para sacarles del juego, ahora no solo estaban respaldados por la reina blanca, sino que volvían a recuperar la categoría de iguales a nosotros. Las nuevas generaciones volverían a ser bendecidas, y su número volvería a recuperarse con rapidez. Diezmarles, marginarlos, esclavizarlos... Poco a poco estaban recuperando la posición a la que les habíamos relegado. La amenaza roja pronto volvería a estar ahí, teníamos que actuar con rapidez para neutralizarlos antes de que recuperasen completamente su poder. Los verdes teníamos que ser la fuerza militar más poderosa de todas las casas, de lo contrario nuestros planes no podrían llevarse a cabo con la rapidez que pretendíamos.

—¿El dato está contrastado?

—Hemos enviado algunos espías al planeta Bores, pero está siendo complicado entrar en el kupai y conseguir una prueba gráfica de ello. —Nuestra estrategia no podía venirse abajo por un bulo. Si teníamos que cambiar todo el plan, necesitaba algo más sólido que algunas habladurías.

—Envía todos los efectivos que estén cerca de la zona. Quiero una prueba sólida de que es cierto. —Metí la terminal en el limpiador estático. Nadie tendría que ver la información que me había sido transmitida. Y después se lo devolvía mi asistente.

—Sí, señor. También le recuerdo que tiene una audiencia con el secretario de asuntos comerciales dentro de media hora. —No es que el comercio fuese algo prioritario, pero debía tenerles contentos, a fin de cuentas, tenía algún que otro favor que devolverles.

—Hazles pasar al salón de reuniones cuando llegue, y me avisas por el comunicador cuando esté dentro. —No debía ir corriendo a ellos, pero tampoco debía hacerles esperar demasiado. Ni demasiado servicial, ni demasiado desinteresado. La política es complicada.

El clan del viento - Estrella Errante 3Where stories live. Discover now