Capítulo 26

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Capítulo 26

Ryo

Pasado de Ryo (Segunda parte)

Desde la llegada de ese muchacho, sentí como si mi mejoría en el juego se fuese desvaneciendo. A diferencia de mí, ese chico era un prodigio para el voleibol. Sus saques eran de primera —el líbero no saca, ocurría que había veces en los entrenamientos en los que Linus jugaba en otra posición para que Arzhel también pudiese entrar al campo—, no tenían nada que ver con un alumno de secundaria. Y si sus saques no eran lo suficientemente buenos, ni hablar de sus recepciones. Era una como una máquina de atrapar balones. De igual modo, siempre nos comentaba a mí, o al otro colocador como armar estrategias de manera rápida y concisa, de manera amable. 

Con Linus, ese nuevo jugador, sentía que me iba quedando rezagado al resto del equipo.

Que sí, que la persona que debía tomárselo más a pecho debía ser Arzhel, por su misma posición. Sin embargo, a mí también me afectó.

Desde entonces, comenzaba a quedarme entrenando hasta tarde en el pabellón del instituto.

«¿Por qué él hace saques tan directos y difíciles de recibir?»

«¿Por qué sabe dirigir tan bien a los demás?»

«¿Por qué demonios ha tenido que entrar en el equipo?»

Esos fueron mis pensamientos los primeros meses, tras el ingreso de ese nuevo miembro.

A lo largo del curso, decidí que la mejor opción era seguir a lo mío y no hacer mucho caso a este nuevo integrante. Intentaba concentrarme en mis errores y mejorarlos. Entrenando con los chicos de mi edad y dejando que los de tercero de secundaria se encargasen de los de primero, entre los que estaba ese joven.

Por otro lado, Xari y yo habíamos estado saliendo desde finales de mi primer año. Ella comenzó en nuestro instituo al año siguiente, cuando yo comencé segundo. Estaba seguro de que gracias a eso íbamos a poder vernos más. Sin embargo, no ocurrió de ese modo, debido a mis entrenamientos y mis estudios. Intentaba hacer tiempo, pero tanto el deporte, como los partidos y las clases hacían que no pudiera encontrar suficientes minutos, no horas, para pasar con ella. Lo mínimo que nos veíamos era cuando ella venía a verme al entrenamiento, o quizá regresando a casa. Y para ella no era suficiente.

Lo entendía era normal. Pero ella también debía recordar mis palabras. Debía acordarse que antes de salir le dije que siempre estarían los estudios y el voleibol primero.

Las cosas se torcieron aún más, el tercer día de la primera semana de mi tercer año.

Xari

Oye... lo he estado pensando...

HASTA QUE FINALICE LA PRIMAVERA.Where stories live. Discover now