Capítulo 31

8.3K 748 691
                                    

<< I almost do de Taylor Swift >>

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

<< I almost do de Taylor Swift >>

Capítulo 31

Autumn

Mis ojos se abren, poco a poco debido a la claridad que comienza a entrar por el gran ventanal de la habitación de Ryo. Cuando mi vista consigue adaptarse a la claridad, lo veo a él, al capitán de voleibol durmiendo justo a mi lado. Su rostro tranquilo contrasta con la animación y energía que muestra cuando está despierto. 

—Parece que es bueno y todo. —Susurro.

Uno de sus brazos está estirado en la almohada, para ser más precisos, ha estado durante toda la noche debajo de mi cabeza. El otro en mi cintura.

Antes de que Ryo abra los suyos, con cuidado, decido deslizarme de manera suave para no despertarlo. Le doy un dulce beso en la frente, sintiendo su ligero suspiro como respuesta. Mientras me alejo, pienso en lo diferente que es verlo en estado de tranquilidad.

«Es como si se hubiese quedado sin energía.»

Me encamino hacia el balcón, donde la frescura de la mañana acaricia mi rostro, y me sumerjo en la serenidad de un nuevo día.

Con cuidado, regreso a mi balcón.

Compruebo como nuestra ciudad se va despertando lentamente bajo la luz tenue del amanecer. Los primeros rayos del sol pintan el cielo con tonalidades cálidas, y los sonidos de la vida cotidiana comienzan a llenar el aire.

—Pronto llegará el mes de mayo. —Me estiro y dejo escapar un bostezo.

Mientras observo la ciudad desde mi pequeño rincón de tranquilidad, reflexiono sobre lo bien que lo hice el día anterior cuando me encaré con Xari. Ya era hora de que alguien le dejase las cosas claras a esa estudiante.

«Debería darme prisa para no perder tiempo.» Pienso mientras me dirijo a mi cuarto.

Mis pies me guían al cuarto de baño, y me sumerjo en una relajante ducha matutina. El agua tibia cae sobre mí, disipando cualquier rastro de sueño y preparándome para enfrentar el día que se extiende ante mí.

Después, me seco y me visto con cuidado, eligiendo prendas que reflejen mi estado de ánimo positivo y mi energía brillante.

Con el aroma fresco del jabón aún en mi piel, voy a la cocina, en donde mi padre ya me espera para desayunar.

—Mira, te he traído esto de la galería. —Me muestra lo que parece ser una cajita de música.

—Es muy bonita. —La posa encima de la mesa con mucho cuidado.

—Es algo antigua, pero seguro que te sirve para lo de hoy.

Cierto, hace un tiempo en la universidad nos habían pedido como tarea principal llevar alguna escultura, reliquia, pintura u objeto para exponerlo delante de la clase. Así el profesor de esa materia se aseguraba de que habíamos prestado atención a sus lecciones.

HASTA QUE FINALICE LA PRIMAVERA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora