Capítulo 77

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Ethan volvió a tomar un poco de té y se quedó callado, pues sabía muy bien lo que pasaba por la mente de Kent. Este último era muy conocido por conseguir a la mujer que deseara a como diera lugar y seguramente no se daría por vencido hasta conquistar a Janet.

A pesar de todo, Kent no era una mala persona, y como a Janet no le agradaba en absoluto, Ethan no tenía nada de qué preocuparse. Por si fuera poco, Kent había salvado prácticamente la vida de su esposa, así que Ethan decidió dejarlo tranquilo por el momento.

La expresión sombría en el rostro de Ethan le puso los pelos de punta a Kent, quien no tenía la mínima idea de lo que el hombre estaba pensando.

Por suerte, en ese momento llegó un mesero y sirvió el plato de cangrejo.

"Prueba esto", dijo Ethan, colocando una pata de cangrejo en el plato de Janet mientras miraba a Kent con indiferencia, "Por favor sírvase, señor Perkins".

Forzando una sonrisa, Kent asintió, aunque no disfrutó la comida en absoluto.

La verdad era que incluso había comprado una caja de condones antes de venir aquí con la esperanza de hacer suya a Janet. Pero ahora, estaba bastante claro que no les daría uso, o al menos no esta noche.

Luego de la cena, cada quien tomó su camino a excepción de la pareja, quienes volverían a casa juntos.

El restaurante japonés estaba ubicado en un exclusivo centro comercial donde había muchas tiendas de marcas internacionales y una extensa variedad de artículos de lujo.

Ethan y Janet iban pasando frente a una joyería cuando la exhibición de las novedades de temporada llamó la atención de la joven. Detrás de los estantes de vidrio, unos deslumbrantes rubíes incrustados hábilmente en oro blanco brillaban como estrellas rojas en el cielo. ¡Eran simplemente impresionantes! Tanto su brillo, color y diseño parecían ser de otro mundo debido a su exquisitez.

Como diseñadora, Janet se sintió atraída como una abeja a la miel cuando vio las hermosas joyas, preguntándose si podría interpretar este diseño para una aplicación en una línea de ropa. ¡Las prendas se verían sencillamente fabulosas!

Cuando Ethan notó que Janet se había detenido, miró en dirección de sus ojos. Ciertamente, aquel collar de rubíes que ella estaba observando era una verdadera obra de arte.

"¿Te gusta?", preguntó él mientras se le acercaba.

La suave y cálida luz de la joyería cayó sobre el rostro de la joven, haciendo que su sonrisa se viera más bella que de costumbre. Sus ojos brillaban con admiración y era bastante evidente que estaba impresionada. "¿No crees que es preciosa? ¡Quien haya hecho esta gargantilla no es nada menos que un genio!", exclamó ella.

Sin embargo, Janet solo estaba apreciando el sobresaliente trabajo del diseñador y no era que quisiera las joyas, por muy bonitas que fueran. Además, eran tan costosas que jamás podría darse el lujo de adquirirlas, ¡tendría que trabajar la vida entera para costearlas! Solo alguien excepcionalmente rico podría comprar joyas como esas.

Mientras la observaba, Ethan recordó que Garret a menudo le regalaba alhajas a las mujeres con las que salía, asumiendo que todas se sentían atraídas por las cosas brillantes y relucientes. Y con eso en mente, él llegó a la conclusión de que Janet debía de desear el collar de rubíes. ¡Quizás solo no lo admitía porque pensaba que estaba fuera de sus posibilidades!

Manteniendo un semblante indiferente, Ethan comenzó a planear cómo comprarle la gargantilla a su esposa sin que ella lo sospechara.

Entretanto, sin tener la menor idea de lo que ideaba su marido, Janet sacó su teléfono y quiso tomarle unas cuantas fotos al collar pero se detuvo. Después de todo, la mayoría de las tiendas aquí no permitían que la gente tomara fotografías de sus productos exclusivos.

Mi Esposo Es Un Billonario (Parte 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora