Capítulo 5

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Ciudad F

Ya estaban cercanos a la época navideña, era finales de Noviembre cuando Dokja cumplió su octavo mes de embarazo, claramente su vientre había aumentado en el último mes. Era más que obvio su embarazo de gemelos. El clima se había puesto frío, por lo que tenía que estar muy bien abrigado, de lo contrario ni Han Sooyoung, ni Yoo Sangah lo dejarían salir de la cafetería. Dokja aún recuerda el día que regreso Yoo Sangah y le dieron la noticia.

Se emociono tanto que al igual que su pareja se desmayo, al parecer aunque Han Sooyoung y Yoo Sangah tenían caracteres muy distinto, al final y al cabo compartían una misma neurona, pero bueno así eran sus amigas, aunque no las conociera de muchos años con este mes y medio ya les tenia confianza.

Kim Dokja decidio salir esta vez por algunas cosas que cree que podrán necesitar los bebés, no sabe si es el instinto o el mismo, desde que salio a comprar cosas con Han Sooyoung, cada que salía de la cafetería, que más o menos era tres o cuatro veces a la semana, compraba cosas para los bebés, no demasiadas, es decir podía salir y traer tal vez unas calcetitas, obviamente dos de estilos similares, o podía volver con dos gorros, cosas así, hasta ahora su compra inconsciente, más grande comparada a las otras, A sido dos conjuntos de trajes afelpados de dinosaurios, que eran básicamente un enterizo con capucha de dinosaurio, camisetita simple, zapatitos en la misma temática, guantitos con dibujo de garritas. Dokja había traido un en color azul y uno en verde, hoy Dokja había visto en Internet unas sonajas, que a primera vista le parecieron muy hermosas, básicamente se enamoro de esas sonajas, lastimosamente la tienda no trabajaba envíos, por lo que solo pudo salir a buscarlos a la tienda física, que por suerte estába en la misma ciudad, aunque un poco alejado de su habitual rumbo.

Se decidió a tomar el tren, que era más rápido y seguro, compró su boleto de tren, espero la llegada del tren, viendo a su alrededor los anuncios si eran diferentes a su mundo, aunque esto ya lo había notado desde hace dos meses que llegó aquí, aún le parecía algo peculiar no en el Mal aspecto, pues en este mundo no discriminada a los homosexuales, de hecho eran visto de manera normal, aunque si existían algunos prejuicios, no eran nada comparado a su mundo, donde solo pocas personas te tratarían normal, y muchas te vería y tratarían como algo anormal, incluso abominable, más de parte de los ancianos y mayores.

Pero en este mundo no habia tal cosa, ya que Alfa y Alfa podían estar junto sin importar su género, esto aplicaba a las castas, de hecho eso era lo mejor de este mundo, lo único malo era el prejuicio hacia los omegas, tomándolo como débiles y no muy capaces en ciertas áreas laborales, o algunos los tomaban como si fuera prostit*tas por los celos(etapas de calor) que estos tenían, esa era la única parte podrída del mundo público, obviamente lo demás era igual a su mundo, crímenes, desfalcos, asesinatos, entre otros.

Llegó más o menos en 30 minutos a la otra estación y unos 5 minutos más caminando para llegar a la tienda, por suerte aun encontró los sonajeros que quería, la encargada de la tienda fue muy amable, Dokja tuvo una buena Impresión, además de los sonajeros que parecían de cristal, aunque claramente no lo eran, sino de un material adecuado para los bebés, se llevó peluches de calamares muy tiernos, definitivamente Han Sooyoung lo molestaría con eso, pero poco le importaba eso.

Ya se dirigía nuevamente a la estación del tren, pero en eso los dos pequeños calamares se les antojo helado de fresa, después de todo estaba embarazado por lo que no podía negarse los antojos, así que desvío su ruta y con ayuda anuncios llegó a una heladería, se Compro el helado, inmediatamente de gusto el dulce en su boca. Ya con su propósito tendría que regresar, para ahorrar tiempo decidio pasar por una calle estrecha que conectaba las calles principales, el callejón a diferencia de las calles principales, era solitario y tenía por así decirlo una energía oscura, Kim Dokja se arrepintió de su desicion, pero ya no le quedaba más que apresurarse, estaba por llegar a más haya de la mitad de la calle cuando escucho gritos de una niña.

Soy el Ex-Villano de la historiaWhere stories live. Discover now