Capítulo 13: Explorando el reino de los sentimientos

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El destino es el reino de los sentimientos donde los espera la princesa Jaqueline; una joven de su edad, rubia y ojos azules pequeños con unas cuantas pecas en su rostro. Una vez que llegan, los recibe de forma hospitalaria.

– Bienvenidos todos. Esperó que en su visita disfruten mucho de estar aquí. Princesa del reino Love y todo el reino Starlight, me alegra mucho conocerla – se inclina como muestra de respeto. Endereza la espalda acomodando su abundante fleco del lado izquierdo.

– A mí también pero dime Anina.

– Por supuesto. Vengan les mostraré todo.

Las calles empedradas de rocas planas blancas. Las construcciones tan variadas en color y forma. El palacio pintoresco hecho de alegría. Avanzan por los pasillos. Un niño sale corriendo hacia Jaqueline abrazando sus piernas.

– Hola.

– ¿Quién eres?

– Él es Alex – su piel era clara más que la de ellos y cabello castaño claro – es mi pequeño primo.

– Mucho gusto. Tengo 6 años y medio. Jaqueline, no soy tan pequeño.

– Lo eres – ella nota a Daisy mirando al horizonte. La zona donde las sombras ocultan un reino – Veo que observas tu reino.

– ¿Eh? Sí. Nuestro reinos colindan. Lo recuerdo.

– Parte de mi reino también está así. Créeme que no es un placer. Te entiendo.

Daisy sonríe.

– ¿Te cuento algo? Alex es de los pocos que tienen la capacidad de cultivar los hongos.

– ¡Flores! ¿De verdad?

– ¿A qué se refiere? – cuestiona Marco.

– Existen personas que cultivan hongos que logran curar enfermedades. Es como una especie de don. Solo quedamos yo y, tú, Alex.

Le emociono mucho saber que no era la única. Los demás cultivadores habían muerto en el Gran Ataque. Eso significaba que también los padres de Alex.

El plaza de las emociones llena de hierba bicolor que da tranquilidad y frondosos árboles de tronco grueso que dan una sombra para el alma cansada. Juegos infantiles para la felicidad de los niños. Un hermoso cuerpo de agua cristalina con neufares de la calma. Al ver la variedad era imposible no distraerse con tanta acción.

Al final, Anina y Jaqueline caminan juntas por un sendero junto al lago.

– Anina, cuidar a Alex es mi responsabilidad. He visto que han ocurrido ataques en otros reinos y no quiero que le pase nada. No sé si sepas de un lugar seguro para él.

– No estoy segura. Nunca se sabe cuál será el siguiente.

Mientras tanto, Marco y Luis se fueron a jugar con Alex y otros niños.

Daisy, por su parte, fue a observar un jardín comunitario que abarcaba una manzana completa. Añorando los recuerdos de su infancia.

– Oigan, son más ágiles de lo que creí – comenta Alex.

– Tú también. Eres más fuerte a pesar de ser pequeño – le dice Marco.

– Mi prima se preocupa mucho por mí desde lo que pasó. Somos muy cercanos pero también sé cuidarme solo.

– Es como tía Cherry con nosotros – cuenta Luis – pero poco a poco nos va dejando ser más independientes.

– ¿En serio?

– Sí, pero todo lleva tiempo solo ten paciencia – le asegura Marco.

Su joven tía ya no se preocupaba cada vez que salían con sus amigas a lugares lejanos. Los dejaba tomar decisiones pues confiaba en ellos.

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