Capítulo 28: Festival de los copos

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El invierno está por comenzar. El festival de la escuela está listo gracias al apoyo de todos los alumnos.

Observa todos los puestos y como unos compañeros terminan de preparar el escenario. Siente un sentimiento de satisfacción al ver el esfuerzo que pusieron y todo está terminado en tiempo y forma.

– Anina – llega Leonor acelerada – los pastelillos se quemaron. Carmen los dejo de más en el horno. ¿Ahora qué haremos?

Razona un momento.

– Daremos galletas.

– Pero... No hay tiempo para hornear tantas.

– No te preocupes. Sé una receta rápida.

– Anina – aparece Luis – ¿no has visto a Marco?

– Debe estar asegurándose que se instalen bien los puestos.

– Gracias.

Toma su camino a la cocina. Las chicas estaban desesperadas. Y, Carmen preocupándose por su peinado para la noche.

– Tranquilas, ¿qué tenemos?

– Harina, huevos y azúcar. Ah, y canela y mantequilla.

– Genial  – toma un mandil, se ata el cabello con una coleta y toma un tazón – Agregamos harina y mantequilla.

Examina un empaque.

Se parece y tiene una textura como ese ingrediente de la Tierra. Perfecto.

– Katy, mezcla azúcar y canela en un recipiente y en otro solo pon azúcar. Carmen, Susan y Dayana, preparen las bandejas con un poco de aceite.

– Por supuesto – sin más que perder obedecen.

Carmen se mantenía a raya.

– Por favor, ¿podrías ayudar?

– No tengo porque obedecerte – dice indiferente.

– Esto es para todos. Y, tú también tienes un papel aquí.

– ¿Crees que me importa?

La ve salir molesta del lugar. Suspira más por preocupación que por disgusto. Espera que un día ella no piense solo en sí misma y así todos la quieran. Porque, además, ha escuchado malos comentarios muy mal informados. Carmen tiene a sus padres pero casi nunca le hablan. Tiene una casa llena de lujos pero está vacía.

– No sabía que horneabas tan bien – comenta Dayana.

– La tía de Marco y Luis me enseñó.

– Fue buena idea de que la directora te halla puesto a cargo – dice Susan.

Esas palabras la hacen sentir satisfacción. Feliz y agradecida de que valoren lo que se ha hecho. Y, espera ser una buena líder en el futuro.

Luis sigue en busca de su primo. Se encuentra con Daisy.

– Sigues buscándolo, ¿no?

– Debo asegurarme de que sea más discreto. A veces usa sus poderes. Es muy descuidado – mira hacia arriba en los faroles – Por cierto, ¿quién puso esas flores?

– Son margaritas. ¿No se ven lindas?

– Fuiste tú. ¿Nadie lo notó?

– Nadie – responde confiada – Procuro ser cuidadosa. Más que Marco.

– Bueno, en eso coincido.

Ayuda a dejar las galletas en el puesto. Sale abrigada con su chaqueta rosada sintiendo la brisa invernal para terminar de revisar últimos detalles. Ve a Marco terminando de armar el último puesto con unos compañeros. Se dirige allá.

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