One Shots Male Reader [||][Pedidos Cerrados]

Final - Sanemi Shinazugawa[Kny]

Advertencia: Apocalipsis Zombie

(no quiero saber nada de la escuela nunca más, además, ¿quien putas decidió que había clases el sábado para que el lunes no? ¡JODANSE! yyyy necesito dormir y comer, asi que si me disculpan xd. Espero que te guste perdón por tanta espera ¡Gracias por tu pedido!)

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La manera en la que un caos puede iniciar es variada, imprescindible y demasiado sorpresiva.

Pasar de estar en un día normal tratando de solucionar problemas con algunas cosas que ver en clases, pera después pasar a correr directo a la entrada de la misma para huir de personas extrañas...

Y para terminar de colmar, no encontrar a tu pareja. Lleno de pánico recorría las instalaciones con un bate que termino consiguiendo hacia unos instantes, abría puerta tras puerta, murmurando el nombre de Sanemi.

Todo en ese momento era horrible, caos por todas partes, personas tiradas por el suelo mientras te rogaban por ayuda que no podías brindarles. Ya que estabas ocupado tratando de encontrar a cierto chico de cabello gris cálido para no perder más de lo que ya habías perdido.

Todo eso mientras presenciaba la manera en la que arrancaban la carne a mordiscos, el sonido abarcaba largas distancias, era carne humana siendo masticada de forma grotesca.

Gritaría su nombre de no ser que porque había lo que parecían ser personas heridas comiéndose a otras.

La sangre había empezado a llenar los pasillos, manchando las paredes y era acompañado por el ruido de gritos en agonía mientras trataba de pasar desapercibido, pero simplemente lo sabía.

Ver esa manera en la que las personas que eran devoradas perdían el brillo en su mirar lo ponía realmente mal... porque era algo visible que ya habían perdido gran parte de la esperanza.

Se suponía que era un día normal, casi completamente, eran él y Sanemi mientras el ultimo lo dejo en su clase para retirarse a la suya.

"Sanemi apareció delante de su puerta como todos los días, esperándolo mientras se veía serio.

Aquel pequeño acto colocaba todos los días una sonrisa en los labios rosados de _______.

– ¡Hey! ¡Ya bajo! –le grito desde arriba, asustando al chico.

Que casi casi le mostraba el dedo medio.

Desde ahí se fueron caminando, agarrados de la mano mientras hablaban de cualquier cosa o quizá Sanemi fuese quejándose de alguno que otro chico callado. No se sabe.

–Paso por ti en cuanto termine tu clase –_______ término asintiendo para después besarlo.

Era normal, todo normal"

Así que ¿Qué mierda había pasado? hasta que todo se fue a la mierda en un solo segundo.

–Mierda... ¿Dónde carajos estas? –

Ese momento, justo en ese en el que no quería dejar que sus lágrimas salieran de golpe en sus mejillas. Su objetivo se quedó claro en buscarlo.

Justo como el otro trataba de hacerlo.

Pasaron horas críticas, horas en las cuales la ayuda nunca apareció y parecía no haber salida. Apenas logro salir de ahí sin encontrar a Sanemi y con lágrimas llenando su cara, corrió hacia el estacionamiento, buscando la salida más rápida por allí.

Consiguió llegar a casa, todo era silencio, las calles parecían desiertas y parte de la cuidad estaba llena de pánico, pues las escenas eran grotescas para la vista humana.

Personas tirándose encima de otros para comenzar a tirar de su piel a grandes mordidas, las demás personas que lograban huir se aventaban entre sí para sobrevivir en la desesperación que empezaba a hundirlos.

Pero en ese momento su puerta se abrió de golpe y se cerró de la misma manera, bajo las cortinas y cerro las mismas con el seguro, aunque dejaba un pequeño hueco, necesitaba ver si alguien se acercaba, necesitaba saber si el llegaría ahí.

Porque eso era su única esperanza, así que cerró la puerta, son el seguro de la llave y dedico a esperar pacientemente.

Se quedó dormido por completo, pegado a la puerta sin notar que nadie de su familia había regresado o tan siquiera dado una señal, eso incluía a novio, nada de nada, no sabía si seguía vivo su Sanemi.

Cosa que cambio de golpe, la puerta a su lado empezó a abrirse, la luz de la noche le dio en el rostro, iluminándolo levemente.

Eso le molesto la vista, cerrándolos fuertemente y dejando pasar el dolor de cabeza que le provoco el estar llorando por horas. Sintió unos brazos rodear su cuerpo.

Despertó de golpe completamente alarmado.

–Tranquilo, espera, soy yo _________... –Sanemi lo sostenía por los hombros, tratando de que se diera cuenta.

El lugar estaba oscuro por completo pero la sangre destacaba en aquella ropa.

–Sanemi... ¡Mierda, me asustaste mucho! –le grito mientras sentía empezar a llorar de nuevo.

Sanemi termino dándole una sonrisa aliviada, de esas que casi nunca se veían, porque claro, las sonrisas acompañadas de su risa tan conocida eran prioridad.

– ¡¿Qué dices?! ¡Tú me asustaste a mí!

Y hubieran seguido, de no ser por la manera en la que notaron que era peligroso, tanto que cerraron la puerta viendo la calle sola por completo.

Tenían que encontrar la manera de salir de eso, por más que dejaran pasar el momento que sintieron, estando tranquilos de golpe por el simple hecho de saber que estaban vivos.

Porque sabían que era algo que realmente no duraría mucho al estar en esa situación, tenían la necesidad de sobrevivir, juntos.

Y era lo que harian.