「 OO1 | one for another 」

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Toda la energía es prestada, y este es un hecho certero para los na'vi, quienes lo aceptaban como parte del balance necesario para vivir

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Toda la energía es prestada, y este es un hecho certero para los na'vi, quienes lo aceptaban como parte del balance necesario para vivir.
Eso y muchas cosas más era lo que los diferenciaban en sobremanera de los egoístas y crueles humanos.

La gente de Pandora recibía con alegría la llegada de un alma nueva; y aunque cuando debían despedirlas lo hacían con una profunda tristeza, les aliviaba saber que sus seres queridos se reunirían con Eywa.

Por desgracia, aquella mañana celebraban la llegada de un nuevo integrante, pero despedían a otro.
Za'ya, una excelente recolectora del clan Metkayina en la aldea Awa'atlu, falleció al dar a luz a su hija, Ley'ra, dejándola sola junto a su padre Otamu.
El hombre claramente quedó destrozado al perder a quien era su pareja de por vida, su otra mitad; e incluso se dio el lujo de derrumbarse.

Ronal, la Tshaìk del pueblo y también su hermana, lo observaba con cierta tristeza mientras cargaba a la bebé. Podía imaginarse el gran dolor de su hermano mayor, pues tan solo pensar el perder a Tonowari hacía que una fea presión se instalase en su pecho; por eso ahí estaba para apoyarlo en todo lo que pudiera.

Miró a la bebé de reojo al escucharla reír un poco, bajando sus orejas ante tanta inocencia; la pobre aún no lo sabía, pero crecería con una tremenda ausencia.

— Otamu. — Llamó al mayor, acercándose a él. — Ya lo hemos atrasado mucho.

Hablaba con tranquilidad, pues sabía que era un tema delicado para él. Su hermano seguía de luto por su pérdida, pero era necesario que la pequeña tuviera su ceremonia de la Primera Respiración.
Se suponía que era la madre quien lo ejecutaba bajo la supervisión de la líder espiritual, pero en ese caso no podían hacerlo de esa forma.

— No puedo. — Susurró con una voz apagada Otamu, sin despegar su vista del waytelem de Za'ya en sus manos.

— Hermano. — Ronal suspiró, agachándose a su altura. — Ésta bebé te necesita. — Dijo con firmeza, ganándose la atención del contrario.

Otamu miró a su hija, quien lo observaba con una sonrisa. Le dio tanta pena que no supiera lo que sucedía.
Tragó saliva sonoramente para luego asentir un poco, aunque sus orejas se mantenían bajas y su mirada había perdido aquel brillo característico de su parte.

Recibió en sus brazos a la infante, analizándola por unos cortos segundos.

— Se parece tanto a ella, Ronal. — A pesar de sus facciones aún no estar muy definidas, el parecido era irrefutable.

— Lo sé, Otamu. — La mujer puso sus manos en los hombros del contrario. — Por eso debes dedicarte a ella. Tiene un corazón fuerte, justo como tú; todo saldrá bien.

El hombre asintió un poco, para a continuación levantarse y salir de su hogar, yendo al mar donde toda la tribu esperaba. Era un evento importante, y él igual era muy querido por todos y reconocido por ser uno de los mejores cazadores, lo cual también se demostraba en los tatuajes repartidos por sus brazos que simbolizaban sus hazañas.

 𝐉𝐈𝐍𝐗 | ɴᴇᴛᴇʏᴀᴍ ꜱᴜʟʟʏМесто, где живут истории. Откройте их для себя