〔 𝙅𝙄𝙉𝙓 ➳ mala suerte, o creencia de que una persona u objeto brinda mala suerte. 〕
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Ley'ra, una integrante del clan Metkayina, había perdido todo atisbo de esperanza y aceptado su cruel destino.
Sin embargo, quizá su perspectiva cam...
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El chico comenzaba a recobrar la conciencia, por lo que su ceño se frunció un poco a la par que movía la cabeza.
— Lo'ak, ¿me oyes? — Susurró una dulce voz, haciendo que el susodicho entreabiera los ojos.
Su vista estaba algo borrosa, así que al distinguir más o menos la figura solo se le vino alguien a la cabeza.
— ¿Tsireya? — Aquello sorprendió un poco a la metkayina quien aunque ya sospechaba que esos dos tenían algo, no esperaba que fuera tan serio.
Igualmente le daban más ganas de cambiarse su peinado, no era muy entretenido el que te confundieran con tu prima menor; ni siquiera se parecían tanto.
— No, soy Ley'ra. — Aclaró ella sin apartar sus orbes del muchacho.
Aquel dato pareció espabilarlo por completo, incorporándose con rapidez mientras miraba a su alrededor con frenesí. La buena noticia es que no estaba muerto, y la mala es que había quedado expuesto.
— ¿Se puede saber qué haces aquí? — Preguntó la fémina, ladeando un poco su cabeza.
Lo'ak tragó en seco, deteniendo entonces su vista en la metkayina.
— Mi padre me obligó a disculparme con Ao'nung, pero ese imbécil me abandonó aquí. — La ira se escuchó en su voz, y cómo no estar enojado.
Había ido de buena fe aunque obligado, recibiendo en cambio aquella traición la cual podría haberlo matado.
— ¿Disculparte? — Cuestionó extrañada Ley'ra.
Lo'ak no tenía la culpa de nada, de hecho ella había sido quien comenzó la discusión. La incomodidad que se hizo presente en el chico fue suficiente como para saber que era un tema delicado, así que mejor no preguntar más.
La metkayina suspiró frustrada, avergonzada por las acciones del primogénito de los líderes de la aldea. No es que fuera tan mal niño, o al menos trataba de convencerse de aquello; pero cuando estaba con sus amigos simplemente trataba de parecer genial, quedando en cambio como un idiota la mayoría de veces; por no decir todas.
— ¿Tú qué haces aquí? — Lo'ak devolvió la pregunta, recordando entonces aquella tranquilizadora sensación de alguien tomando su mano cuando estaba por aceptar su cruel destino. — ¿Me salvaste?
Ley'ra lo miró sin emitir palabras, aunque ambos mantuvieron el contacto visual; el turno de explicar las cosas llegó antes de lo que esperaba. Sin embargo, se vieron interrumpidos segundos después cuando cierta criatura expulsó agua por sus espiráculos, como para recordar que seguía ahí. Lo'ak pegó un salto, poniéndose alerta ya que creía que estaban sobre una roca, no un animal.
— ¡Tranquilo! — Exclamó la de orbes celestes con rapidez, alzando levemente sus manos. — Él es Payakan. Uno de nuestros hermanos espirituales.
El pelinegro observó a Ley'ra algo más calmado, relajando su postura. Con cuidado bajó de lomo del animal para sumergirse en el agua, admirándolo con atención. Se posó en su aleta luego de notar un orificio en esta, como si hubiera estado herido y el tejido no hubiera sido capaz de regenerarse. Payakan al verlo sacó su cabeza del agua, mirando de reojo al chico.