13. Souffrance.

856 92 11
                                    

Margot Rousseau.

Obtuve varias felicitaciones cuando avancé hasta los pasillos que estaban tras el escenario, todos estábamos agotados pero contentos, habíamos conseguido que todo saliera perfecto, tal como se había planeado. Quedé en shock cuando nuestro público se levantó y aplaudió, sabía que mis nervios habían sido en vano, se notaba que a la mayoría le había gustado, por lo tanto me relajé y solo sonreí, sintiendo tal felicidad que era imposible ocultar.

El jardín estaba repleto de personas, hablando entre si, había algunas personas jugando tenis y otras solo bebiendo y charlando. Los cócteles que estaban repartiendo juraría que tienen alcohol, he probado algunas bebidas y sabía que este contenía algo diferente porque nunca había probado algo tan fuerte pero por primera vez, no me importaba.

— Y aquí se encuentra nuestro pequeño famoso conejito — vi por el rabillo del ojo como se acercaban la chicas, reí ante el comentario de Alejandra. Me acerqué a ellas para abrazar a cada una.

— Felicitaciones Mar — la pelirroja me acarició la mejilla y apretó suavemente.

— Estuviste increíble eh, me siento orgullosa— esta vez en hablar fue la rizos.

— Julia, por el amor de dios, estuviste dormida casi en toda la función — Nohelia la miró de manera acusatoria.

— Pero sé muy bien que lo hizo perfecto.

— Dejen respirar a la niña — Rebeka se colocó a mi lado y pasó su brazo sobre mi hombro—. Por primera vez estoy de acuerdo con Ivette, eras perfecta para ese papel.

Yo sonreí como respuesta, la verdad nunca me habían elogiado tanto como hoy, no era buena respondiendo halagos ni mucho menos felicitaciones. Había sido raptada horas antes de la función por las chicas, sabíamos que habría una celebración luego y por lo tanto, según ellas, debíamos de vestirnos elegantemente.

Por ende, pasé por un estrés constante de que me quedaba bien y que no, a la final Rebeka, Julia y Nohelia me habían entregado algunas cosas para ponerme, el vestido que Rebeka me había regalado me había hechizado, era un vestido corto escalonado de satén de seda negra y plumas, en cambio Julia me había prestado una medias en nylon negro, solo faltaba unas convers y ya, pero cuando Nohelia escuchó aquella idea echó un grito al cielo, me decía constantemente que un vestido nunca lucirá perfecto sin su complemento, en este caso, los tacones, que eran del mismo color que todo mi atuendo.

— Buenas noches señoritas — sonreí inevitablemente al escuchar la voz de mi co-protagonista, estaba vestido con un esmoquin que le quedaba genial, sus manos estaban dentro de sus bolsillos haciendo notar que estaba nervioso.

— Que guapo te ves — me acerqué y le di un beso en la mejilla.

— Tu te ves el doble — su mirada se dirigió en las demás —. Todas se ven hermosas en realidad.

— Mucho gusto, creo que no nos han presentado — Nohelia sobresalió del grupo y se acercó a el con una sonrisa coqueta. Extendió su mano y Thomas tímidamente la tomó y le propinó un beso e los nudillos.

— Soy Thomas, mucho gusto.

Las demás nos miramos y reímos cuando en menos de cinco minutos Thomas y Nohelia se habían ido hablar más allá de nosotras. Estaba muy concentrada en la conversación con las chicas que no me fijé que un señor vestido con un traje estaba parado a mi lado como si estuviera esperando algo, fruncí el entrecejo y me voltee hacia a el.

— ¿Lo conozco?

— Señorita Rousseau, discúlpeme, la señorita Lambert me mandó a esperarla para luego llevarla al restaurante, dónde ella en estos momentos la está esperando.

Flower ArtUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum