20. Nota inquietante.

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Margot Rousseau.

Ingresé la llave en la cerradura para abrir la puerta, después de un día entero de clases y actividades y exámenes, mi cuerpo necesitaba descansar. Dejé el bolso encima de la mesa y solo me lancé a la cama sin percatarme de más nada.

— Hace algún tiempo se saludaba cuando entrabas a un lugar— escuché el tono sarcástico de Rebeka.

— No planeo saludar porque hace dos horas estuvimos en una misma clase.

— Que irrespetuosa— me reí a la vez que abría los ojos, mirando a mi amiga acostada en su cama con sus brazos extendidos hacia arriba sosteniendo un cuaderno que leía
.
— Solo quiero dormir, no me culpes.

— Hazlo, descansa.

Sonreí y volví a cerrar los ojos, mi cuerpo se relajó en el instante que toqué la cama así que no tardaría en dormirme. Cuando mi conciencia se despegaba de esta realidad escuché fuertes toques en la puerta. Bufé con molestia y me giré para no ser molestada. Oí como Rebeka se levantaba de su cama y caminaba hacia la puerta.

— Pero mira a quien tenemos aquí— silencio—. Dónde te vean acá...

Escuché la voz de Rebeka hablar, pero no de la otra persona.

Me sobresalté cuando sentí que alguien se acostaba a mi lado, me giré asustada y lo primero que vi fue la sonrisa amplia de aquel castaño que tanto me hacía falta.

— Thomas— me balancee hacia el y lo abracé, se rió y me apretó.

— Me siento bendecido por ser bienvenido de esta manera. Tanto te hacía falta ¿no?

— Tan egocéntrico como siempre— me separé, el se encogió de hombros y se sentó luego.

— Menos mal Ava el día de hoy no está acá porque sino los problemas en que nos meterías serían gigantescos— Thomas agitó su mano restándole importancia al asunto.

— Después de tres semanas, ya soy todo tuyo, lindura.

Le palmee su brazo a la vez que nos sentábamos en la cama.

— ¿Cómo te fue?

— ¿Tuviste alguna noche divertida con alguna chica que conociste?— esta vez preguntó Rebeka.

— Te recuerdo que tu amiga me atrae.

— Pero no son nada ¿O si?

Thomas rodó los ojos.

— No caeré ante tus preguntas trampa. Respondiendo a tu pregunta— su rostro se iluminó—. Estuvimos tres días seguidos subiendo colinas, fue agotador pero necesario, creo que de esa caminata mis piernas debieron de tonificarse. Acampamos en el bosque, pero dos días después nos adentramos al pueblo, gente muy humilde la verdad.

— ¿Te refieres a que no son tan ricos como tú?— la sonrisa del castaño se desvaneció y volteó a mirar a la morena de manera fulminante.

— ¿Seguirás interrumpiéndome?— Rebeka río y negó—. Además, te referirás a ricos como nosotros.

— Sigue, antes de que me arrepienta de haberte dejado entrar.

— Como decía, gente muy humilde pero no me refería a su situación económica Rebeka. Ese pueblo está lleno de niños y personas ya adultas, muy poco se veía gente de nuestra edad. Por lo tanto eran muy amables. Un niño llegó a mi y me regaló una linda lámpara, lámpara que pasó a mejor vida— hizo una mueca—. Mis compañeros la agarraron y entre tanto juego, se cayó.

— Eso es muy triste— dije, el asintió con la cabeza.

— Después de eso nos escabullimos a una laguna que había cerca, es el agua más fría que ha tocado mi cuerpo, si no morí por hipotermia fue un milagro. Los días restantes fue lo mismo, así que fue y a la vez no fue divertido.

Flower ArtWhere stories live. Discover now