28. ¿Enlaces?

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Ivette Lambert.

Marcaban las siete con treinta cuando mamá me había llamado para que invitará a mis abuelos esa noche a cenar junto a nosotros en un restaurante de la ciudad. Bufé y me iba poniendo una bufanda cuando la puerta del baño fue abierta saliendo Lucía a los segundos en toalla.

— ¿Saldrás?— preguntó a lo que asentí con la cabeza— ¿Verás a tu amor nuevamente? ¿Le darás el beso de buenas noches?

La miré sin gracia alguna. Ella río y tomó su ropa que se encontraba encima de su cama.

— Iré a la oficina de mi abuela, mi mamá quiere que cenemos con ellos en un restaurante— comenté.

— Mal momento, señora Samantha. Las cosas siguen tensas con tu abuela ¿cierto?

— Desde que me negué a seguir traspasando información privada de Margot ella ya no me trata de la misma manera, aparte tuvo una discusión con mi abuelo y las cosas están tensas— agarré mi bolso de mano y la miré sonriendo—. Lo único que ha alegrado mi semana es...

— Margot— remedó con humor—. Lo sé, se te nota pero ¿no es que esperarías investigar sobre lo que tiene tu abuela contra Margot para entregarte en cuerpo y alma a la castaña?

Rodé los ojos cuando terminó la oración con exageración.

— Si, pero tenía que verla, todos estos días ha estado decaída y cuando entré a su habitación y empezamos a hablar mis planes se fueron por el caño, se supone que era dejar eso ahí, preguntarle como estaba e irme pero nada salió como tenía previsto. Además si que investigare, solo no se por donde empezar.

— Eres Ivette, una Harper, tienen fama de ser sigilosos y calculadores, podrás con eso.

Sonreí con arrogancia, me despedí de Lucia y me marché yendo hacia la oficina de mi abuela, la situación seria extremadamente tensa e incómoda, ya que ahora nos comunicamos con puros monosílabos.

Al llegar toqué la puerta y escuché como mi abuela en voz alta concedía el permiso de entrar. Su mirada se alzó y su entrecejo se frunció más y desvío la mirada, suspiré frustrada por la situación, ella estaba con un montón de papeles encima del escritorio.

— ¿Que pasa?— preguntó.

— Tu hija quiere que cenemos junto a ustedes en un restaurante esta noche— detuvo lo que hacía y volvió a mirarme.

— Es tu madre, nombrála por lo que es— rodé los ojos.

— ¿Vendrás con mi abuelo o no? Si es así debemos de apurarnos, sabes como es mamá— enfatice lo último.

— Llamaré a tu abuelo, seguramente se apuntará— se levantó tomando su celular y pasó por mi lado para salir de la oficina.

Cuando salió la tensión disminuyó, la verdad estar en esta situación con mi abuela no me gusta ni un poco, muy pocas veces nos molestamos o nos tratamos con indiferencia, era más los buenos momentos que pasaba junto a ella que malos.

Recorrí con la mirada la oficina, era tenue y el marrón oscuro prevalecía, apenas la luz solar ingresaba por la ventana derecha, la única ventana que decoraba la habitación. Así eran los gustos de mi abuela, le gustaba los colores oscuros como a mi, al abuelo y a mamá le gustaban los colores un poco más fuertes pero luminosos, como el naranja y papá...a papá le gustaba todos los colores, era muy colorido. Mis ojos se dirigieron hacia el escritorio donde estaba el desorden de papeleo, me acerqué para ver de qué trataba.

No dudaba que eran historiales académicos de las chicas, o algún acta o algo por el estilo. Fruncí el ceño e incliné la cabeza cuando un expediente se encontraba abierto en el centro de todo ese desorden, y en la parte esquina se encontraba la foto de aquella mujer...la mujer que estaba junto a mis abuelos en esta oficina y que entré sin avisar, la misma mujer pero más joven que estaba detrás de mi abuela y la otra chica, posando en aquella fotografía a un lado del papá de mi abuela, si estaba una foto de ella en un expediente es porque...

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