Capítulo 20: "Fusión de amor"

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Taehyung


Park Jimin era maravilloso.

Desde la primera vez que lo vi, supe que tenía que ser mío. El instinto me gritaba que era el chico correcto. No sólo porque físicamente era mi ideal, sino porque me había comprado con su actitud enfadada y la sutil confiscación de mis cigarrillos. Un chico que tiene las bolas bien puestas para enfrentarme se ganaba mi atención de inmediato.

A medida que lo fui conociendo, que bajamos nuestras barreras, le enseñé mis vulnerabilidades. Sabía cómo tratarme, qué cosas decirme con el tono de voz adecuado, y yo me desarmaba para él.

Sus pomposos labios absorbieron los míos y nuestras lenguas batallaron en una atractiva lucha por el poder. Sus manos pálidas vagaron por mi pecho tatuado, sintiéndome, acariciándome. Descendieron hasta lidiar con el botón de mis pantalones y el cierre. Me ofreció una sonrisa atrevida cuando abandoné su boca y juro que ninguna otra persona volvería a hacerme sentir esa sensación de cómoda intimidad.

Estábamos tan pegados que le costó meter la mano bajo el bóxer para sacar mi polla y masturbarla. Me tenía empalmado, húmedo, botando líquido preseminal alrededor de sus dedos. ¿Cómo no iba a estar caliente? Podría correrme ahí mismo, mojando su mano y salpicando sobre su estómago.

—Eres tan grande, Tae —susurró, mordiéndose el labio. Era un chiquillo pecaminosamente ardiente, con esa falsa carita de niño inocente que daba ganas de deshacer a base del placer más puro y duro.

—¿Vas a poder tomarla toda? —lo desafié.

Tan pronto como asintió, me puse de pie para bajarme los pantalones junto con la ropa interior. Era suficiente de charla porque ya no daba más. Quería a toda costa rebautizar su interior, hacerle gritar mi nombre hasta que los vecinos conocieran su voz y llenarle el maldito vientre con mi corrida.

Sus ojos me escanearon de arriba abajo y no se me pasó desapercibido el brillo que emitieron, como si estuviera emocionado por la perspectiva de tenerme dentro suyo casi tanto como yo de meterme en él.

Volví a colocarme encima de su delgado cuerpo, continuando con besos alrededor de su cintura, sobre sus costillas, encima de sus clavículas. No me cansaría nunca de probar cada angelical centímetro de él.

Agradecí que la chimenea encendida entibiara el ambiente. Estaba seguro de que no podría aguantar a llevarlo a mi habitación para hundirme en él. Me gustaba y me aterraba ese pensamiento. Era sinónimo de darle las riendas para que hiciera lo que quisiera conmigo. Le daba el poder de destruirme, en pocas palabras.

Jimin se enderezó un poco, poniendo una mano en mi pecho para apartarme. Anticipó mi reacción y me indicó que espere, levantando el dedo índice. Rebuscó en el interior del abrigo bajo su cuerpo hasta dar con lo que quería: un condón.

A todo esto, yo estaba prácticamente sentado sobre mis talones, con mi erección a pocos centímetros de su interior. Me entristeció tener que sepultar en mi mente la idea de correrme en él, pero lo entendía. La seguridad estaba primero.

—¿Puedo ponértelo? —sugirió batiendo sus pestañas, con una vocecita dulce que no daba lugar a un no por respuesta.

—Adelante. Mi polla ya es toda tuya, cariño.

Rio con timidez y bajó el rostro para ocultar el rubor adorable de sus mejillas.

Abrió el sobre con los dedos y sacó el condón para colocármelo. Lo hizo con gentileza y fue deslizándolo con tanta suavidad que creí que lo llenaría de semen antes de ocuparlo como se debe.

Before the baby ║ Kookmin/VminWhere stories live. Discover now