One shots [Spruan]

Flores Amarillas

Suspiró mientras cerraba el libro que tenía entre sus manos, frustrado.

¿Flores amarillas? ¿Se sentiría mal simplemente porque Spreen no se había acordado? Que estúpido.

Miró al puerco araña por la ventana, mientras se apoyaba en su mano.

De repente, vió a un gato blanco caminando por el patio, con... ¿Una nota en su collar? ¿Esa era pelusa?

Se levantó rápidamente, bajando las escaleras para acercarse al gato.

-¿Pelusa? Ven aquí, bonita.

Se agachó, la gatita se acercó maullando, mientras dejaba que Juan le quitará la nota.

“Buenos días, supongo que acabas de notar a Pelusa... Mmm, deberías ir al bosque encantado, creo que había algo ahí de lo que necesitabas para practicar tu hechizo de anoche.”

Miró la nota y después a Pelusa y al Puerco araña.

-No hagan un desastre.

[...]

Miró curioso las pequeñas mariposas de papel que colgaban de los árboles.

Caminó por el pequeño camino que marcaban las mariposas, llegó a un árbol raro.

Una nota salía de otra mariposa de papel.

“No sigas todos los caminos que veas, Juan, ¿Sos boludo? Te puedo llevar a un camino mortal y tú lo seguirás.

Por cierto, rodea el árbol.”

Frunció el ceño, pero simplemente rodeó el árbol.

Encontrándose con muchas mariposas colgando nuevamente de los árboles, esta vez eran amarillas.

En el suelo había un ramo de flores amarillas, una nota estaba encima de ellas.

Se acercó a recogerlas con una pequeña sonrisa, leyó la nota.

“¿Pensaste que me iba a olvidar de está boludez? No, te hace feliz y tú me haces feliz así q te haré feliz todos los años si esto te hace ilusión, más q nada pq te amo.

Por cierto, deberías dejar de leer y darte la vuelta para darme un beso y ir a cenar, ¿No ves que la cena se enfriará?”

Una risa salió de sus labios mientras se giraba para mirar a Spreen, el cual lo trataba de mirar con indiferencia.

-Y bue, las flores amarillas se te ven bien.

Negó con la cabeza mientras se acercaba y le besaba la mejilla.

-Eres un pendejo, gracias.

-¿Que gracias? Son 100 dólares.

-Shhh, vamos a cenar.

Mientras Juan lo agarraba de la mano para empezar a tirarlo, Spreen lo miraba con una sonrisa.

A veces no sabía lo que hacía por ver al hechicero feliz.