Ying Yang

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Juan apretó sus libros en su pecho, mientras miraba como Spreen coquetaba con una chica.

Un suspiro tembloroso salió de sus labios, mientras comenzaba a caminar para llegar a la clase, mirando el suelo.

Esperaba que como todo el mundo, Spreen no lo notara, aunque supo de inmediato que no había sido así al escuchar un rápido "me retiro, nos vemos después, linda." Y sentir un brazo rodeándole los hombros.

-Heeey, Osito.

Una mueca apareció en sus labios, mientras trataba de ignorar al chico.

-¿Porqué no me hablas? ¿Que sucecede?

Suspiró.

-Nada Spreen... Simplemente no quiero hablar.

Apretó más sus libros contra sí al ver que Spreen se ganaba frente a él para detener su andar, levantó la mirada para mirarlo a los ojos.

Spreen lo miraba con un deje de preocupación en su mirada.

¿Quién lo diría? El chico mujeriego y popular de la escuela se preocupaba por el chico del que todo se burlaban por su forma física.

Juan desvío su mirada al tener ese pensamiento.

-Dah, ¿Que pasa, Juan? ¿Alguien te dijo algo?

Bufó frustrado.

Si tan solo vieras que todos me dicen de todo por ser como soy y de paso ser tu amigo.

Simplemente negó con la cabeza.

Spreen hizo un pequeño mohín con sus labios al ver a su amigo ¿Triste? Tal vez.

-Ven, osito.

Y lo rodeó con sus brazos, sin importarle estar en la mitad del pasillo que daba hacía la clase.

Sin importarle que todos los miraran.

Sintió a Juan suspirar, el le beso la cabeza.

-¿Quieres ir por helados después de clases? Igual ninguna chica estaba disponible.

¿Nunca me vas a ver como alguna de esas chicas... O chicos que te encuentras en- en todos lados, no? Siempre seré tu amigo el que simplemente está ahí para escuchar tus historias y-

Juan se obligó a ignorar ese pensamiento, mientras se alejaba de Spreen y miraba el suelo.

-Estoy- estoy haciendo dieta, no puedo comer helado.

Spreen frunció el ceño al escuchar eso.

-¿Dieta? ¿Para qué?

Juan gruñó, apretando más sus libros en su pecho.

-Porque estoy gordo, Spreen, y no me veo bien.

Spreen miró de arriba hacía abajo a Juan.

Para él estaba bien, era bonito, se veía tierno, era como un osito al cuál podrías abrazar todo el tiempo.

¿Que estaba mal?

-Para mí eres bonito, siempre te lo he dicho.

Juan sintió sus mejillas arder, de la misma forma en que sintió sus ojos cristalizarse y mariposas en su estómago.

-Deja- deja de decir pendejadas, no soy bonito.

Y simplemente pasó por al lado de Spreen, caminando hacía su clase.

Sintiendo las miradas en el.

Spreen se giró para mirar como se iba.

Un suspiro salió de sus labios.

Al parecer nunca le iba a poder demostrar que si le parecía bonito.

O tal vez podría.

Lo trataría de convencer para comer helados, y le demostraría lo hermoso que es para él.

Una sonrisa apareció en sus labios, mientras corría detrás de Juan, para entrar a la clase.

One shots [Spruan]Where stories live. Discover now