Oscuridad

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El silencio invadió la habitación, mientras todos se volvía negro en los ojos del pelinegro.

Trató de hablar, pero no podía.

Escuchaba la voz desesperada de Juan, muy lejana.

¿Qué le pasaba? ¿Por qué sonaba tan desesperado?

Se dió cuenta del dolor que sentía en su pecho, el miedo recorrió su interior.

Trató de hablar nuevamente, no pudo hacerlo.

Juan se escuchaba cada vez más desesperado.

-¡Spreen! ¡Aguanta! Por favor…

Todo seguía oscuro, pero ya no había silencio.

Pero eso cambió al sentir un fuerte estruendo en la habitación.

Lo último que escuchó fue el grito de Juan.

[...]

Su vista fue cegada rápidamente por la luz que iluminaba la habitación.

Cerró los ojos, empezando a sentarse levemente.

Al abrir los ojos, se dió cuenta que estaba en una habitación de hospital.

¿Qué hacía ahí? ¿Dónde estaba Juan? ¿Qué sucedió?

Vió como la puerta se abría lentamente, Carrera entró en silencio.

Al mirarse, Carre hizo una mueca.

-Ey, despertaste…

Asintió en silencio, esperando a que siguiera hablando.

Vió como se acercaba y se ganaba a su lado, al ver un brillo triste en su mirada sabía que algo malo había sucedido.

»¿Cómo te sentís?

Carraspeó.

-¿Qué sucedió? ¿Dónde está Juan?

No se esperaba la mirada que le dedicó Carrera.

Un miedo recorrió su interior.

-¿No te acordás de nada, verdad?

Negó con la cabeza.

Carrera iba a hablar, pero la puerta se abrió.

Un Rob con el sombrero del hechicero entró a la habitación, con una mirada triste.

Al parecer no se dió cuenta que Spreen estaba despierto.

-Che, Carre, ¿Dónde dej…

Spreen dejó de escuchar levemente mientras veía el sombrero de su hechicero en las manos del castaño.

¿Qué hacía él con su sombrero? Juan nunca se lo quitaba.

La angustia recorrió su interior, mientras sentía sus ojos humedecerse al imaginarse cosas.

Se dió cuenta que Carre estaba hablándole cuando lo tomó de la cara.

Simplemente lo miró, no escuchaba ni una palabra.

Su mundo se había reducido al pequeño susurro de "Vas a estar bien, voy a estar contigo" que escuchó antes de que todo se volviera negro.

¿Dónde estaba Juan? ¿Por qué no estaba con él?

Él no lo dejaría solo.

Desvió su mirada de los ojos de Carre cuando detrás de él apareció un castaño despidiéndose con la mano.

Con una pequeña sonrisa en sus labios, y si pudiera decirlo, veía claramente las lágrimas secas en sus mejillas.

Un "Esto se acabará ahora, todo estará bien, osito" se escuchó en el fondo de su mente, mientras veía como el pequeño castaño desaparecía de la habitación.

Recuerdos llegaban a su mente.

Lo último que escuchó fue un "Te quiero, osito" seguido del grito de Juan.

¿Él…?

Cerró los ojos fuertemente, mientras escuchaba lejano como Carre le seguía hablando desesperado.

No, él no podía estar… así, no.

“Te quiero, osito”

Abrió los ojos, mientras un suspiro desesperado salía de sus labios.

-No, Juan no.

El susurro que salió de sus labios lo hizo darse cuenta de todo.

Un sollozo salió de sus labios.

Sintió a Carre envolverlo en sus brazos.

Estaría agradecido, si su vida aún tuviera sentido.

Sin Juan, ya nada tenía sentido.

Ya no estaba la luz que iluminaba su vida.

La oscuridad invadió sus recuerdos y su mente.

Mientras su corazón se congelaba con cada sollozo que salía de sus labios.

La oscuridad invadió su vida desde el día en que su pequeña luz ya no estaba con él.

One shots [Spruan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora