SEIS

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En cuánto salí del baño él ya no estaba en ningún lado. Agradecí que no estuviera cerca pero tampoco eso ayudó a mantenerme calmado durante el día. Jae volvió a recordarme que fuera a cenar a su casa por lo que no tuve de otra que aceptar la cena de esta noche.

Una cena después de la pelea de Jungkook.

Se supone que debería ya haber parado de pensar en él. No fue así y me odie aún más cuando me encontré acostado en mi cama pensándolo de manera tan escrupulosa mientras veía videos en una página llena de anuncios. Apagando el ordenador con brusquedad, llevo mis manos a mi rostro y lo froto con amargura. ¿De verdad estaba bien de la cabeza? ¿Cómo es que soy tan asqueroso para masturbarme pensando en él?

Levantándome de la cama, me voy al baño para tomar una ducha no sin antes, enviarle un mensaje a mi esposa disculpándome por no tomar su llamada.

«Lo siento, tu esposo estaba masturbándose mientras veía videos de dos hombres cogiendo» eso sería un gran mensaje para acabar con todo. Claro que sí, pero simplemente escribo que estaba ocupado y que yo la llamaría de vuelta. 

Tomando una ducha larga, finalmente mi cabeza pareció estar más fría y comencé a pensar en lo que era más importante, lo que me llevó a regresar. Debía ordenar mis prioridades, quitar a Jungkook de ellos y mantener mi distancia como de lugar con él. En un par de días regresaré a casa, con mi esposa y mi vida perfecta.

Tomando mi teléfono y vestido de forma casual, salgo de aquel cuarto de motel notando en unos cuartos más allá una pareja tratando de entrar a uno sin separar sus bocas. Vaya noche será la de esos dos.

Pasaron unos 30 minutos desde que finalmente vi un taxi y lo tomé. Le mando un mensaje a Jae diciéndole que estaré esperándolo en casa para cuando termine la pelea. Tenía un nudo en mi estómago cuando pensaba en que esta tarde la pelea de Jungkook se llevaría a cabo, Jae parecía muy ansioso porque esto podría llevarlos a la Liga. Todo si Jungkook gana.

Dejando caer mi cabeza en el respaldo del asiento, me quedo viendo la calle y los pocos clubs que comenzaban a abrir por ser fin de semana. Por lo general o lo que recordaba, es que los sábados y domingos las calles se iluminaban para jóvenes y adultos. Entre bares, restaurantes y lugares de juegos tragamonedas. Pero durante el día, era todo muy diferente. Parecían un barrio aburrido y diferente a lo que se pintaba ahora.

Extrañaba realmente ver esto nuevamente. Muchas veces de joven caminé por estos lugares, esas calles… mi vida ahora era muy diferente al estar viviendo en una zona preferencial por lo que esto trae mucha nostalgia, más cuando veo aquella casa pareada de dos pisos. Mis días de adolescente recurría aquí como mi lugar seguro con Jessy, aquella única figura materna en mi vida.

Pagando el taxi, bajo rápidamente aunque dentro de mí albergaba una ansiedad inmensa por la cantidad de tiempo que llevaba lejos de ella. El ver a sus hijos ahora ya grandes también me ponía nervioso, por eso, casi me tomó un minuto tocar el timbre de la puerta y sorprenderme al ver a un chico mirarme con desconfianza mientras sujetaba del brazo a otro pequeño.

ㅡ ¿Quién es Yeonjun? ㅡ la voz de Jessy me calma, pero seguía mirando al chico frente a mí, la última vez que lo vi, sólo tenía 4 años. Diablos. Apenas lo reconocí.

ㅡ ¡No sé! Está parado sin decir nada.

ㅡ ¿Cómo?

ㅡ Oh, yo soy… ㅡ los pasos de alguien más me pone en alerta y sin poder terminar de hablar, la escucho gritar.

ㅡ ¡Tae mi niño! ㅡ mirando arriba, la veo.

Jessy llevaba un peinado algo desordenado que casi me causa gracia, pero no había nada más impresionante que su cariño que se refleja cuando me atrae a un fuerte abrazo mientras repite mi nombre muchas veces. Podía ver los rostros de los niños mirándonos con curiosidad.

LOOK AT US NOW 🜲 𝐊𝐎𝐎𝐊𝐓𝐀𝐄 ✔Where stories live. Discover now