TRECE

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Subiendo el cierre de mi chaqueta hasta el cuello, subo las escaleras de aquel gimnasio y llego al piso que a diferencia del ruido del primero, aquí había un gélido silencio. En parte esto me ponía incómodo porque de todos los años, no había cambiado nada. No tenía necesidad de cerrar los ojos y recordar al adolescente Taehyung caminar por esta casa, sentado en el sofá o cocinando algo por sí solo.

Con pasos cada vez más seguros, recorro hasta llegar a esa vieja puerta y entrar sin pedir permiso.

Mi padre estaba despierto, sentado en la cama y por lo que podía percibir, había fumado hace poco cuando el olor a tabaco me recibe. La luz de una televisión vieja iluminaba su rostro, el volumen estaba bajo, pero por lo que oía, el clima de esta semana sería fría. Tal como su mirada que me regala cuando me ve entrar.

ㅡ Hola padre.

Su silencio lo interpreto para seguir, pero por lo general, nuevamente los temas de conversación no salían tan fáciles como lo hacía con Jae, Jessy o hasta con mi esposa.

Mi mirada cae en mi mano donde el anillo debería estar, pero sólo había un dedo desnudo y huesudo. Aclaro mi garganta y camino hasta la silla para sentarme y mirar el televisor.

ㅡ. Estoy seguro que el doctor no te recomendo el cigarro antes de dormir.

ㅡ Y la vida tampoco me recomendó tener un hijo débil, pero ya ves. Nada sale como uno quiere. ㅡ tan hiriente que me encuentro sonriendo. A veces me regaño a mi mismo cuando aún creía tener esperanza de que mi padre lograra cambiar.

Era un engaño, pero a la vez sentía que tenía razón. Era débil, de mente y cuerpo.

ㅡ Puede que sea débil, de hecho... ser conscientes de mis limitaciones y debilidades son mis grandes fortalezas, padre ㅡ su mirada vuelve al televisor ㅡ El decir "no" cuando me obligabas a usar la fuerza. El de decidir...

ㅡ ¿No crees que estoy ya viejo para escuchar enseñanzas de vida? ㅡ me interrumpe.

ㅡ Oh, nunca es tarde para eso.

Su tos se hace presente. Una tos pastosa y que parecía no querer detenerse. Me volteo buscando en el velador algo para ayudarlo y rápidamente sostengo un vaso con agua y se lo entrego.

Con manos temblorosas, lo sostiene y bebe de él poco a poco. La disnea parecía mucho peor de lo que Jae una vez me dijo. El cáncer de laringe o más conocido como cáncer de garganta cada vez iba empeorando y en eso también se notaba su voz mucho más rasposa.

ㅡ Deberías aceptar internarte en un hospital para que te hagan los tratamientos.

ㅡ Odio los hospitales.

ㅡ Esa es una pésima razón.

ㅡ Pero es mi palabra. Y no está a discusión. ㅡ carraspea sin mirarme ㅡ Y creo haberte dicho que no quería ver tu cara por más tiempo, ¿no?

ㅡ No, pero bueno, tienes buenas noticias. Me quedaré una semana más. Y sé que me odias y todo eso, créeme... esta charla donde me menosprecias es muy repetitiva. En verdad no entiendo porque me odias tanto, pero sabes, ahora puedo ver realmente que el débil de los dos, no soy yo. Sino tú.

Espero su arrebato, pero eso no llegó. Sino su silencio y por muy extraña razón, me quedé viendo la televisión con él. Como una mujer de vestido rosado sonreía mientras daba los pronósticos del tiempo de toda la semana.

ㅡ Jae me dijo que te casaste con una bella mujer... ㅡ cuando sus ojos fríos me miran, me siento descubierto y cubro un poco más mi cuello con mi chaqueta. Su risa me aumenta mi temor y veo como niega con su cabeza lentamente ㅡ. ¿Qué se supone que es todo este espectáculo? ¿De verdad ahora me dirás que eres un hombre?

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