VEINTITRÉS

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El paralelismos de esta situación por poco me saca una sonrisa pero estaba por lo lejos a ser una sonrisa de felicidad, esta era de divina incomodidad. De pie en el aeropuerto con mi maleta en mano mientras sujetaba mi pasaje de avión. Tal cual como comencé, estaba terminando esta descarrilada travesía; si es que se puede llamar a este viaje donde subí y bajé un carrusel de sentimientos encontrados.

Ahora mismo me sentía tal cual como llegué aquí. Los nervios me ganaban y me hacía sudar mientras miraba el panorama con claridad.

La distancia de Daegu a Seúl era sólo de 277 kilómetros. Un viaje de sólo 3 horas, pero para mí era una eternidad. O desearía que fuera una porque una vez volviera a pisar lo que construí hace 10 años. Todo sería diferente.

Lo peor de todo es que tampoco sabía cómo empezar a decir todo esto. En estos momentos desearía tener un diálogo con el cual pudiera contar la verdad. Pero todas ellas terminaron con un horrible desenlace en mi cabeza que hizo que apenas pudiera dormir anoche porque tenía miedo y culpa.

Bien sé que merezco todo lo que pueda llevarme cuando me confiese, no puedo borrar lo que he hecho, he sido desleal, mentiroso e infiel. Merezco todo el repudio de mi esposa porque lo que hice no tiene perdón. Le he fallado y más porque incluso en momentos donde debía pensar en ella… Jungkook seguía en mi mente en estos momentos.

Él y solamente él.

Recordar nuevamente nuestra última conversación me hace tragar una amargura porque me duele.

Desde aquella fría despedida, no lo he vuelto a ver y una parte esperaba verlo antes de irme. Quizás por lo masoquista que soy, tal vez porque esperaba ver en él un rastro de ilusión de que pueda que todo se vaya a la mierda, pero podría volver por él.

Pero parece que lo que teníamos acabó finalmente y aunque daría lo que fuera por sentirme bien con eso. La verdad es que confesar que me siento como la mierda es poco comparado con lo mal y miserable que es pensar que él pueda también perdonarme. Desde la mañana en cómo explotó conmigo y hasta el final, cuando vi que dió el paso hacia atrás, todo eso me hizo ver que también él como yo, nos hicimos daño.

Verlo sostener la distancia conmigo en todo momento, la forma de mirarme y hasta de hablarme me hizo sentir jodido.

Entendía que él cerró el ciclo que no nos llevaba a ningún lado. Pero lo que pesaba eran estos sentimientos de por medio y que parecía ser una maleta emocional que iba a Seúl a explotar.

Jugando con el anillo en mi dedo en un acto de nerviosismo. Miro por la pequeña ventana del avión y me distraigo observando a unos trabajadores con chaquetas naranjas adentraban las maletas al avión. Sé que sólo era cuestión de minutos las cosas serán más difíciles de lo que ya son. Mi mente me dice que debo dejar las cosas atrás y comenzar a pensar como será la vida cuando la verdad sea dicha.

Pero me encuentro realmente imposible de pensar en dejar todo atrás realmente.

Por más que cerré algunos ciclos, también habían unos que necesitaba sanar. Más cuando también tuve mi última conversación con mi padre.

Era momento de dejar unos puntos claros finalmente y aunque le había dicho que a pesar de todo y compartir sangre con él, yo ya no sentía ningún otro vínculo más que aquello. Había intentado reforzar nuestra relación de padre e hijo. Traté de entenderlo y darle oportunidades, pero en todas ellas él se resistió y sólo me desgastaba emocionalmente cuando me hacía sentir inútil, débil y nada más que rechazo de su parte.

Fue desgarrador cuando salí por aquella puerta de su cuarto y sentí que en verdad estaba haciendo lo correcto.

Es triste saber que mi única familia que tenía un vínculo sanguíneo ya no pertenecía del todo en mi vida. Por un momento el pensamiento de estar solo nuevamente me asaltó mi mente y tuve miedo. La familia que creé también se destruirá cuando diga la verdad.

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