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Jay continúa con sus movimientos circulares, aúnque, no deja de estar atento a todo lo que ocurre a su alrededor.

Seguía desconfiando de una manera bastante recurrente al lugar, había recorrido una zona de la Isla que no era esa y no estaba seguro de si había algún animal salvaje cerca o no, siendo lo último que necesitaban con todo lo que tenían, más, aún, sabiéndolo herida que se encontraba Emma.

—Tranquila...— Susurra una vez más.

Cuándo la vio de esa manera, todos sus dolores habían desaparecido por completo, ya no importaba el hecho de que estuviera sangrando por su brazo, por haberse resbalado, y menos que menos, el frío que abarcaba todo su cuerpo y espalda.

—Se que es todo junto t qué es una porquería.— Murmura bajando la mirada.

En lo único en lo que podía pensar era en ella misma, siendo peor si es que Emma lloraba de esa manera tan desconsolada, cómo lo estaba haciendo hasta ahora mismo y no sé calmaba.

Haciéndolo sentir fuera de lugar, Jay creía que la conocía y que podía ocuparse de contenerla, y viendo cómo es que la hermana pequeña de sus mejores amigos estaba reaccionando un ahora mismo a la especie consuelo que él le quería dar, le dejaba bastante en claro que no estaba del todo entrenado para aquello.

—Tranquila, Emma.— Insiste. —Yo también me siento de la misma manera... Miss universo, y los extraño... Extraño mis cosas y mis rutinas, pero me alegra que no estés sola aca.— Sonríe con melancolía observando los árboles moverse.

Aquello era absolutamente verdad, esta abriendo su corazón para con ella, creyendo que era una buena alternativa ser sincero en base a sus pensamientos y emociones, pudiendo conectar con Emma, de algún modo, en el qué no tuviera que sentirse sola y pudiera sentirse comprendida para poder calmar un poco los nervios.

—Y sé que todo ese dolor que tenemos en el pecho, sólo se va a reparar cuándo logren encontrarnos, pero creo que no es una buena idea perder el tiempo llorando o angustiadose de ese modo, cuando tenemos una supervivencia que concretar.— Sonríe.

Emma, alza la vista, quedando obnubilada y siendo invadida por el efecto que tenía la sonrisa compradora y coqueta de Jay.

—¿Por qué estás diciéndome todo esto?— Balbucea.

Maldiciendose por dentro, al caer en sus encantos, y en fácil y sencillo qué era pensar que podían llegar a ser las cosas con tan sólo observar su rostro coqueto que le daba indicios de que todo iba a estar bien, que simplemente tomara su mano y se dejará llevar, como si él fuera realmente capaz de poder ocuparse de todo.

ómo si ella solamente tuviera que cerrar los ojos y realizar su cuerpo en una especie de poder disfrutar de toda esa loca aventura, mientras que ella no podía hablar de ese modo, y tan sólo seguía diciendo que era una completa desgracia todo lo que les había ocurrido.

Además de seguir aceptando la culpa que todo eso había pasado, pura y exclusivamente, por su torpeza y no prestar atención.

Jay sonríe mordiendo su labio inferior. —Porque te quiero cuidar, Emma, y no quiero que te sientas de esta manera ni qué estés llorando, haría lo que fuera por no verte llorar... Es terrible tan siquiera verte de ese modo.— Explica negando con la cabeza.

Mostrándose completamente responsable de sus palabras y honesto de las mismas.

El viento a su alrededor es tan fuerte que Emma traga saliva, haciendo un movimiento con sus labios al darse cuenta qué esta temblando.

De regreso al océano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora