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El saludo por parte de los dos había sido completamente conciso y suficiente para marcar un límite.

-¿Está todo bien?- Ella se ve obligada a preguntar.

Jay no hacía más que observar y regocijarse por sus adentros de qué estaba utilizando su sudadera.

Emma le había hecho caso en algo que era para su propio bien y cuidado.

-Si... Yo...- Suspira colocando sus ojos en blanco.

La mujer con la que había fantaseado durante toda su vida esta una de sus sudaderas, sabiendo que en ninguna otra circunstancia hubiera podido lograr que la hermana pequeña de sus mejores amigos luciera una de sus prendas, convirtiéndose ahora mismo en su prenda favorita para toda la vida.

Pensar en aquello lo obliga levemente a sonreír para sus adentros, no queriendo ser un descarado al reírse delante de ella, evitando tener que dar cualquier tipo de explicaciones que pudiera llegar a generar en realidad una mentira planeada al boleo por lo que fuera que ella preguntaría, teniendo en claro que no le diría la verdad de su emoción y pequeña felicidad.

-¿Vos?- Sonríe mordiendo su labio inferior.

Jay tenía muy en claro que ya había cometido el error del año al besarla, y estaba dispuesto a no volver a cometer una locura en lo que quedaba del año, menos que menos involucrar nuevamente a Emma en alguno de sus terribles errores.

-Yo, quería saber si estabas bien.- Puntualiza.

Emma aprieta sus labios. -Me siento más abrigada, gracias.- Admite algo ronca.

Él se queda quieto sin decir una sola palabra más, dándole el tiempo que necesita para poder hablar primero.

En su mente eso parece ser la forma correcta de actuar.

Emma mantiene sus ojos y su cabeza perdida en cómo él luce.

Un adonis griego.

Sintiendo que le está faltando el respeto a Jay al pensar de aquel modo, a pesar de las circunstancias en la que los dos se encontraban Jay lucía realmente increíble y mucho mejor que cualquier adonis griego, teniendo su cabello mojado y su pecho al desnudo.

Tenía tantos sentimientos encontrados en su cabeza y preguntas.

Ningúna de las mismas tenía respuesta, a menos que pudiera sacarse las dudas con la persona que tenía frente a sus ojos.

El aire se iba por completo, a pesar de solo estar ellos dos, no existían los problemas de ninguna índole y el tiempo se detenía por completo mientras que observa cada una de sus facciones y continua aludando en su cabeza todo su cuerpo y cómo es que verdaderamente lucía.

Hacia calor de repente, y al mismo tiempo hacía frío, dándole la pauta de que se encontraba en un microclima del cuál su cabeza comenzaba a divagar por completo.

Gritando a los cuatro vientos en su interior que él se pusiera una camiseta de manera inmediata o al menos dijera algo para cortar ese tenso momento que los dos estan viviendo y de los cuáles ambos estan siendo protagonistas.

Suspira cuándo parece ser que ese mismo Dios qué había creado y tallado de manera detallista todo el cuerpo de la persona que tenía frente a sus ojos, la había escuchado.

-No es nada, la sudadera te va a mantener abrigada.- Asegura.

Ella asiente. -Pero vos, no tenes nada.- Murmura algo apenada.

Jay sonríe. -Es importante qué te mantengas en calor, a pesar de la fiebre.- Le deja en claro.

Y otra vez el silencio.

De regreso al océano.Where stories live. Discover now