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“No somos una familia común, ¿qué importa? Lo que de verdad importa es que, pase lo que pase, siempre nos apoyamos unos a otros”

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1980

—¿Esto es necesario?—pregunto Eva con una mueca.

Ese día se suponía saldría con Lockwood para una cita en Hosmeade, pero fue interceptada por la inesperada visita de Narcissa Malfoy y su pequeño hijo, Draco.

Si era sincera, la mujer le agradaba, más que cualquier persona de la familia de su prometido. Narcissa siempre era tan distinguida y amable con todos, a pesar de que su propia familia criticaba su cuerpo, sus acciones, ella siempre mantenía una bella sonrisa en su rostro. Eva podía verlo, ella hacia lo mismo. Finjir frente a sus padres.

Todo el mundo lo supo. Para nadie era un secreto que Andrómeda Black se había escapado con un muggle, llendo encontra de las decisiones de su familia. Al igual, cada reunión, que las familias más grandes de los sangrados 28, se podía observar que Narcissa era la más apegada a su hermana mayor, Andrómeda, algo que frente a los ojos de todos se vio una traición.

Narcissa era quien mantenía el equilibrio entre sus dos hermanas. Era quien evitaba que pelearán por sus distintos ideales, pero un día, simplemente no pudo más, y se dejó llevar por Bellatrix.

Estaba entre la espada y la pared. Por una parte podría retomar su relación con su hermana Andrómeda, aún cuando su esposo fuera un muggle, y su hija una mestiza, pero también, estaba el hecho de que el mago que Bellatrix y su esposo; Lucius seguían, quería la vida de todos los muggles. Y ella solo quería a su familia con ella.

—Bueno, te diría que si lo es pero, aún te faltan dos años por terminar Hogwarts. Y en mi opinión, es muy pronto tomar las medidas del vestido de tu matrimonio. Aunque ve por el lado bueno, siempre se pueden hacer ajustes y el diseño es maravilloso. El que tú madre quería escoger para ti, era... anticuado y feo. —Narcissa hizo una mueca al recordar como tuvo que evitar decir comentarios acerca del estilo que la madre de Eva quería para el vestido de su hijo.

—Mi madre siempre ha sido así. Ella y yo siempre tuvimos estilos distintos. Ella quería una cosa, y yo la odiaba. Y si a mí me gustaba, a ella le parecía demasiado vulgar. Eran escasos los momentos en los que concordamos. —explico la castaña mientras ponía sus manos en su cintura, golpeando levemente contra su estómago.

La mujer con la que ambas habían asistido tomaba las medidas de Eva. Y parecía estar complacida con ello.

—¿Puedo hacerte una pregunta?—dijo Narcissa mientras jugaba con las manos del pequeño sentado en su regazo.

—Adelante.

—¿Cómo estás? Me refiero, a lo del... compromiso con Regulus.

Eva miro a Narcissa de reojo, a la vez que hacía una mueca, cuando sintió a la mujer picar sus piernas con la aguja al moverse un centímetros a la derecha.

𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄; Regulus BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora