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“Nadie creé en el poder de la mujer...pero cuando lo demuestra, querrás correr a esconderte”

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1982

Eva había acompañado a Regulus a la visita con sus padres, pues recientemente, Orion había enfermado, en la carta solo especificaba que su padre solo quería ver a su hijo, pero Regulus sabía, que aquella carta la había escrito su madre por la forma en la que letra y su forma de acomodó estaban escritas.

Desde el primer momento que Eva puso un pie en Grimmauld Place después de dos años, aún podía sentir la mirada juzgadora de Walburga cada que daba un paso. Era más que obvio que no le agradaba a la matriarca de la familia Black, pero no estaba haciendo eso por los padres de su prometido, no, ella sabía, que a pesar de que Orion y Walburga no fueran los padres del año, Regulus se preocupaba, por lo que no podía negarse a una visita, y aún más, si se trataba de la salud de su padre.

Pandora se había ofrecido a cuidar a los menores, pero eso mantenía preocupada a Eva, y no es que no confiara en la rubia, porque si lo hacía, pero ahora, la rubia había empezado a probar diferentes pociones, diferentes experimentos, pero ella decía que no había nada de que preocuparse, pero Eva sentía que si había que hacerlo.

El haberse enterado que Regulus portaba un objeto demasiado valioso del Señor Oscuro, solo aumento la preocupación de Eva aún más, pero Pandora, ella estaba llendo más allá, tratando de encontrar algo que los ayudará a que ese objeto maligno fuera destruido, ese era un nuevo propósito en la mente de su rubia amiga.

—Así que tiene dos hijos. —la voz de Walburga hizo eco en la habitación. Eva podía sentir su mirada en su espalda, y la ponía nerviosa, sentía su mirada ardiendo en ella. Sabía que tarde o temprano aquella charla saldría. —Aunque bueno, ni siquiera son sus hijos. Solo son bastardos que...

—¡Madre!—Regulus la interrumpió levantándose abruptamente del lado de su padre, para ponerse al lado de Eva. —Son mis hijos, y por lo tanto llevan mi apellido y el de Eva. Así que guarda silencio, y abstente de llamar a mis hijos de esa forma.

—Regulus, ellos no son, tus hijos, ni los de ella...—señalo a Eva, y por inercia Regulus tomo la mano de la castaña. —Uno, es el hijo del traidor de Sirius y un ridículo mestizo, a eso, en nuestra familia se le llama ser un bastardo y en segunda, el otro, es un simple don nadie, que pronto todo el mundo mágico estará buscando. No son muy buenos ocultando cosas, sobretodo tú...—Walburga mantuvo su mirada en Eva. —Tus barreras son fuertes, pero las dejaste caer por un segundo. ¿Un Potter? Debes estar bromeando Regulus.

—No lo hace. —dijo Eva por primera vez. —Nuestros hijos no son unos bastardos, tal vez así sean nombrados en su familia, pero dígame, ¿Eso de que sirvió?—Walburga miró a Eva con indiferencia, alzando una ceja. —Los únicos que quedan son su esposo y usted. Andrómeda y Sirius, no quieren el apellido Black. Bellatrix está en Azkaban. Narcissa, ella está con su familia, ustedes ya no lo son más para ella. ¿Sus hermanos? Murieron. ¿Y Regulus? Bueno, el solo está aquí porque sabe que ustedes podrían morir en soledad solo por su avaricia y arrogancia. Están solos. Y morirán solos. ¿De que les sirvió desterrar a todo aquel que fuera un bastardo como ustedes los llaman?—Eva miró a Walburga altanera. —De absolutamente nada.

𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄; Regulus BlackWo Geschichten leben. Entdecke jetzt