XIV. INFILTRADO

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Cuatro chicos reían en una de la habitaciones de la Madriguera mientras comían los postres preparados por Molly, querían disfrutar sus últimos días antes de volver a Hogwarts para su sexto año y que los problemas que siempre los perseguían volvieran.

—¿Cuántos años tendrá Dumby? —cuestionó la pelirroja jugando a cambiar el color de su cabello.

—No lo sé ¿150? —dijo Ronald.— Años más años menos.

El cuarteto intercambió miradas divertidos antes de reír a carcajada limpia.

Kailani vio como Ron iba a agarrar el último pedazo de tarta de melaza que quedaba, por lo que tomó el tenedor y pinchó con poca fuerza la mano de su mejor amigo.

—¡Oye! —se quejó sobando su dorso.

—¡Para atrás! ¡Ese pedazo es mío! ¡Yo lo vi primero!

—¡Es de quien lo muerde primero! —trato de tomar el pedazo, pero la adicta al dulce lo tacleó.

Harry y Hermione no podían parar de reír al verlos rodar por el piso. Eran como esas dos ratas callejeras que pelaban por un pedazo de pan que tiraron por accidente en el Callejón Diagon.

La pelirroja con un rápido movimiento logró separarse del chico y a paso rápido fue hasta la mesita y con su dedo pinchó la tarta marcándola como suya. Ron quedó estático, esa había sido una sucia, pero muy astuta, jugada.

—Rata inmunda —dijo viéndola con los ojos entrecerrados.

—Kai ya comiste demasiado dulce por hoy —Hermione tomó un pañuelo y limpio las mejillas de la chica, las cuales tenían restos de la crema.— No más dulce.

—¿Qué? ¿Cómo que no?

—Luego te pondrás tan energética que apenas te podrás ponerte de pie sin temblar como chiguagua —le dijo su hermano.— Como ya comenzaste a hacerlo.

—¡Nada de eso! ¡Yo me encuentro muy bien! —con su terquedad, se levantó de golpe y se alejó un poco de ellos. Ya en un espacio libre y por toda el azúcar en su sistema, se paró de manos y sonrió triunfante.

—Hay Merlín —Ron ya imaginaba lo que pasaría.

—¡Véanme! ¡mírenme!

Los tres vieron sorprendido la acrobacia de Kaily, comenzaban a reconsiderar el no darle más dulces por una semana... o dos para asegurarse.

—Les dije que si po-

No terminó su oración ya que calló de espaldas al suelo, provocando un sonido doloroso.

𝐒𝐄𝐌𝐏𝐈𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎 | Jasper HaleWhere stories live. Discover now