XXII. INFANCIA

5.3K 788 138
                                    

≪•◦ ❈ ◦•≫

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

≪•◦ ❈ ◦•≫

La neblina que los vampiros vieron en un comienzo se disolvió dejando ver a dos pequeños.

Una niña pelirroja y un niño azabache se encontraban durmiendo abrazados en una pequeña pequeña cama. 

—Son ellos —dijo Rosalie con una sonrisa enternecida de ver a sus mellizos cuando eran niños.

—¿No es un lugar muy pequeño para ellos? —cuestionó Jasper.

De pronto se escucharon unos fuertes golpes que causaron que Kailani cayera de la cama por debido al susto.

—¿Lily? —un adormilado Harry buscaba a su hermana, pero sin sus lentes no podía ver a demás que sus ojos seguían entrecerrados por el sueño. 

—¡ES HORA DE LEVANTARSE! 

—Ya vamos tía Petunia —gruñó la pelirroja desde el suelo.

Los cuatro se vieron confundidos, si bien sabían que ellos no se llevaban del todo bien con sus tíos, no creían que recibieran aquel trato.

—¡TIENEN QUE PREPARAR EL DESAYUNO! ¡RÁPIDO!

—Yo cocino hoy Hazz, tú aún tienes la mano lastimada —Kaily tomó la mano vendada de su hermano—. Y todo por culpa de ese...

—Shhh —Harry cubrió su boca—. Dudley puede escucharte, no quiero que mande a sus amigos a molestarte otra vez.

—¿Otra vez? 

—No puedo imaginar a una Kaily dejándose molestar por otros —dijo Alice.

—Bueno, en ese entonces es solo una niña —dijo Rosalie. 

De pronto, los vampiros vieron como ambos salían de la alacena debajo de las escaleras.

—¡¿No tienen habitación!? 

—Ahora entiendo porque no le gustan los lugares pequeños —susurró Jasper.

—Por eso se habían quedado mirando la alacena de casa —dijo Emmett.

La primera vez que los mellizos visitaron su hogar se habían quedado viendo la puerta de la alacena por unos segundos, en ese entonces nadie entendía el por qué, pero ahora viendo sus recuerdos sabían la razón.

La escena frente a sus ojos volvió a cambiar y ahora vieron como una pequeña Kailani salía de la alacena tratando de no hacer ruido.

—Por favor que mis tíos no se den cuenta —susurró antes de salir por la ventana de la cocina como solía hacerlo cada noche.

La niña pelirroja caminó por la oscura y solitaria calle hasta llegar a casa de una señora mayor, quien la esperaba fuera.

—Hasta que llegas niña —dijo la mujer con una diminuta sonrisa—. Ven pasa, tenemos mucho que hacer.

𝐒𝐄𝐌𝐏𝐈𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎 | Jasper HaleWhere stories live. Discover now