Capítulo 1: Resignación.

22.3K 1K 44
                                    

Me acomodé en el auto y miré hacia el frente. Brunn estaba al lado mío. Se veía muy guapo con su ropa casual.

Se podía decir que me parecía el hombre perfecto.

Ahora que ya me había resignado a mi triste realidad, que no volvería nunca al convento, lo veía con otro ojos.

Me gustaba.

Pero yo ya no podía pensar en una relación. No, no podía.

Además aún estaba casada y embarazada. Todo estaba mal.

-Tranquila yo entraré contigo- asentí. Sería lo mejor. Ya me había quedado a solas con Ryan y violada había quedado.

De sólo recordarlo me daba rabia.

-Lo sé es que yo... ya nada va a ser igual. Yo quería regresar al convento, ayudar a las personas... - él estacionó frente a la casa de Ryan.

-Puedes seguir haciéndolo. No será lo mismo, pero piensa en ese bebé. Es tuyo. Alguien que se merece una familia. Debes dársela. - no tuve tiempo de preguntarle a qué se refería porque abrieron la puerta del auto y me sacaron.

Ryan.

- Dos meses- dijo para después besarme. Me besó con una intensidad abrumadora-. Dos meses sin tus labios, sin tu cuerpo, sobre todo sin ti. Estoy acostumbrado a hablar contigo todos los días más de cuatro veces.

-¡Sueltame!- grité.

-No- besó mi cuello y en eso Brunn se acercó. -Detenganlo- de la nada cuatro hombres lo apresaron.

-Sueltenme. ¡Ahora!- gruñó.

-Llevenselo- me revolví contra él, pero me apretó con más fuerza-Calma- exigió.

-¡Dejame!- vi como se lo llevaban-. Por favor no lo lastimes. Déjalo ir- rogué y él me encaró.

-Eres mía y el te ama. Jamás te va a tener- declaró.

-No- lo golpeé y salí corriendo, pero me atrapó y me colocó sobre su hombro.

Me maree.

-¡Ayuda!- pedí.

-Vamos a estar juntos, Jane- acarició mi trasero y sentí sus manos por debajo de mi falda-Muero por probar tu sabor de nuevo.

Llegamos a su habitación y me dejó en la cama-. No quiero.

-Vas a querer- separó mis muslos y traté de alejarlo.

Por eso se lo dije. Quizás no le gustarían los cambios de mi cuerpo.

-Estoy embarazada- me miró y sonrió. Se abalanzó sobre mi y me llenó de besos.

No había salido como esperaba.

-Esto es perfecto. Tan perfecto-besó mi cuello y cerré los ojos. Quería que se alejara.

-Vamos a llegar a un acuerdo- pedí. Necesitábamos hacerlo.

-El único acuerdo que va a haber es que nos quedaremos juntos siempre y crearemos más bebés con el tiempo.

Negué.

-No podemos. La única opción que tienes es dejarme ir y podemos criar a nuestro hijo- él sabía que no podía pelear la custodia porque perdería tiempo y dinero.

-¿Cómo te explico? Bueno si. O sigues conmigo o te juro que tu preciado convento se va a la mierda... y no podrás hacer nada porque necesitas mi firma para poder utilizar tu dinero o hacer cualquier movimiento bancario superior a los diez mil dólares. Eso hasta que cumplas veinticinco años- sonrió y traté de alejarlo, pero él estaba allí. En medio de mis piernas. Tocándome.

Un nuevo sentimiento me embargó.

O sensación.

Resignación.

*******

-¡Ah!- gemí al sentirlo empujar dentro de mi-¡Ya para no puedo más! -pedí, sin embargo no quería que se detuviera.

-No, no puedo parar- jadeo. Sus gemidos, los míos y la unión de nuestros cuerpos llenaban la habitación.

Llevábamos una hora en esto y él aún no terminaba.

-¡Córrete para mi!- gimiendo me dejé ir y luego lo sentí llenarme.

Una lágrima escapó de mis ojos. Esto era lo que había entre nosotros. Hacíamos el amor a diario y más de tres veces en algunas o varias ocasiones.

Salió de mi y me abrazó.

-Te amo mucho- besó mi cuello.

Siempre lo hacía.

Mi cuerpo ya no era mío. Le pertenecía a él. Ryan siempre me tocaba y se aseguraba de estar satisfecha. Según él, amaba darme placer. Otra cosa que tanto le gustaba era... besarme ahí abajo.

Yo sé que el sexo oral es recíproco, pero él me dijo una vez que jamás permitiría que yo se lo hiciera. Dijo que a él solo le importaba mi placer y que mi placer era el suyo y no al revés.

Ya habían pasado dos meses y no había sido malo.

-Lo sé- respondí y lo sentí besar mi hombro.

-¿Cómo está mi pequeño?- acarició mi vientre-Papi te ama. Estoy esperandote. Mientras entretengo a mami- era tan tierno.

-¿De verdad estás muy emocionado por el bebé? - pregunté.

Me tomó en brazos y me llevó al baño. Estaba cansada.

-Es lo que siempre he soñado. Tener un bebé. Pero sólo si es contigo- besó mi cuello.

-Está bien- me guió a la ducha y nos bañó. Estaba a punto de dormirme.

-No te duermas, te deseo de nuevo- se quejó.

- Estoy exhausta. Ya no puedo más- me abracé a él.

¿En qué me había metido? Este hombre era insaciable.

"¡Oh, cierto¡ Estoy casada con un hombre con satiriasis"

-¿Sabes? Eres a quien me imaginé todos estos años mientras tenía sexo. Te veía a ti. Juntos. Haciendo el amor- acarició mi cuerpo y me pegó a él.

-Eso no esta bien. Sólo utilizabas a esas mujeres- se encogió de hombros y me cargó.

-Ellas también me utilizaron. De alguna manera- me llevó a la cama, que ya tenía sábanas limpias y me dejó sobre las mantas.

-Bueno... Ryan... ¡no!- regañé al sentirlo colocarse sobre mi. Quería dormir.

-Un rapidín- negué, pero él ya estaba dentro de mi dándome placer.

Mi cuerpo reaccionó y envolví mis piernas alrededor de sus caderas. Él me besó. Acaricié su cuerpo y lo sentí temblar bajo mis manos.

Sentí como mi mundo se eclipsaba y ya no supe más de mi. Solo sentí su semen en mi interior y luego descansó su cabeza sobre mi pecho.

-Cada día te amo más. Eres todo lo que siempre he soñado y mi deseo por ti es tan grande y cada segundo te deseo más-sonrió-. No puedo dejar de pensar en ti. Te pienso a cada momento- algo dentro de mi se derritió.

Sus palabras eran tan lindas.

-Descansa- besó mi pecho y poco a poco me fui internando en el nube de sueño.

Con él, como siempre, dentro de mi.

Serie Inocente #2: Pervertida Inocencia©Where stories live. Discover now