Capítulo 4:

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Lo había recordado todo.

Sus insultos, como abusó de mi y me lastimó a propósito.

Aún en el piso me hice un ovillo y lloré.

-¡Jane! Nena-se colocó sobre mi.

El miedo me invadió.

Lo golpeé.

-¡ALEJENLO DE MI! ¡QUE NO ME TOQUE! ¡QUE NO ME VUELVA A LASTIMAR! - rogué. Él fue apartado de mi y unos fuertes brazos me envolvieron-. Sacame de aquí- rogué. Adrian me abrazó con más fuerza.

-¡Jane! Amor, perdón- quiso acercarse.

-¡No!- me aferré a Adrian.

Él me tomó en brazos e impidió que Ryan se acercara.

-¡Jane!- gritó. Adrian me sacó de la estancia y también de la hacienda.

Ryan venía detras de nosotros.

-No voy a permitir que saques a mi mujer de esta casa- dijo muy molesto. Me llevé ambas manos a los oídos. No quería escucharlo.

Le temía a Ryan.

Adrian me depositó en el asiento del copiloto y yo de inmediato le puse seguro a la puerta.

Por la ventanilla del auto pude ver como Adrian le propinaba un duro golpe a Ryan.

Dejé de ver y me acomodé en el asiento.

Por más que quise evitarlo. Los recuerdos de aquel fatídico día no me dejaron tranquila.

******
-Ryan... no...

Le rogué que no lo hiciera, pero él estaba muy molesto.

-¡Cállate! - me tiró del cabello y grité.

Se encargó de romper mi vestido de baño por más que puse mis manos de por medio. Traté de apartarlo, pero mis fuerzas me estaban abandonando. Mi vista estaba nublada.

-Yo no... no hice nada...- negó y me terminó de arrancar las prendas. Junté mis piernas-. Por favor... escúchame.

-Eres una perra igual que todas las demás mujeres. No vales nada- revolvió mi cabello-. Yo te amo tanto... mataste todo lo que sentía por ti- empujé mis manos contra su pecho, pero no funcionó.

Se alejó un poco y yo lo aproveché para intentar escapar, pero mi cuerpo no respondía.

Subió sobre mi y me percaté de que estaba desnudo.

-Voy a hacer que sientas todo el dolor que yo siento ahora. Te vas a sentir igual de ultrajado que yo... vas a pagar por lo que me hiciste... maldita perra- dijo forzandome a abrir las piernas. Lo hizo de tal manera que me arañó. Con la presión que hacían sus dedos sobre mi me dejaría moratones de seguro.

Estaba cada vez más débil.

-Ryan... no lo hagas... si lo haces no te perdonaré nunca...- le advertí.

-No me interesa tu perdón- no se que estaba haciendo entre mis piernas, pero dolía.

-Para... - rogué.

-Estás tan seca... pero de seguro para él estabas bien mojada... - y sin más entró en mi cuerpo.

Grité y me quedé sin aire. Dolía.

El llanto se intensificó y lo golpeé. Sentía que me estaba partiendo en dos. Mi cuerpo estaba tenso. El bebé, inquieto.

Llegó el momento en que no pude evitar gritar cada vez que entraba en mi cuerpo. Dolía a horrores y más dolía mi corazón.

Serie Inocente #2: Pervertida Inocencia©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon