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Ese día tenían planeado salir ya que, por cuestiones de trabajo, no se habían podido ver durante casi todo el mes y como por fin le habían dado vacaciones a Yoongi en su empresa, acordaron que tendrían una cita fuera de casa. Estaba emocionado, no era mucho de salir de casa porque prefería mil veces la comodidad de su cama a qué escuchar risas y ruido de gente que no conocía, pero cabe decir que estaba preparado y con muchas ganas de salir a dónde fuese contigo. Finalmente tenía tiempo para él y para ti, así que lo aprovecharía al máximo para hacer todas esas cosas que antes no. Salió de casa rumbo a la tuya, llevando un cubrebocas y un gorro bucket para no tener problemas durante el trayecto, amaba muchísimo a sus fans pero ese día no quería firmar autógrafos o tomarse fotos, solo quería tener tiempo de calidad con su pareja. Sonrió de oreja a oreja cuando te vio fuera de tu hogar, corriendo hacia ti como un niño en busca de un abrazo, rodeo tu cintura y beso tu frente para después ir hacia tu boca. Estaba muy feliz de que pudieran verse.
Recorrieron las calles del centro en busca de alguna cosa que poder hacer, hasta que se decidieron por entrar a una pequeña cafetería para calentar sus cuerpos del frío que caía en Seúl. Conversaban animadamente de lo que habían hecho aquellos eternos días sin verse, como Yoongi había pasado esos meses de gira con su grupo, del como ibas con tus estudios, etcétera. Era grato el contarse aquellas cosas con la persona a la cual amabas. Bebían los cafés calientes que pidieron, comiendo también galletitas para picotear y se calentaban con el calefactor del local, estaban muy cómodos, eso hasta que para Yoongi paso algo. Conversaron, comieron y disfrutaron del tiempo que tenían en compañía, Min se sentía muy feliz de poder estar contigo, de poder verte finalmente, de verte sonreír y en general, le gustaba mucho el simple hecho de verte. Estaba tan concentrado en mirarte que no se percató del garzón que se acercó a su mesa a entregarte algo.
-Disculpe la molestia, pero alguien le compró este capuchino. -Sonrió -Disfrútelo.
¿Quién te había comprado eso? Yoongi no podía quitar su expresión de completa confusión. Te miró con una ceja alzada, casi con la boca abierta y, algo que no pudiste notar, su pie moviéndose frenético. Miró disimuladamente a todos lados buscando a esa persona que te había comprado ese innecesario café, hasta que su mirada se topó con la de ese hombre; cabellos rubios, lentes, un cuerpo musculoso y buen estilo, pero nada se podía comparar a Yoongi. Nadie era mejor que él. Volvió su mirada a ti quien veía el café de manera confusa y un poco disgustada, para luego buscar a la persona que hizo ese gesto contigo. ¿Quien mierda era? Te preguntaste con cierta intriga.
-Sabes, yo puedo comprarte todos los cafés que quieras. -dijo sin verte, revolviendo su té con la cucharilla.
Lo miraste con una pequeña sonrisa. ¿Acaso Yoongi estaba celoso?.
-E incluso puedo comprarte todo lo que quieras, solo pídemelo y yo hago el resto.
-Amor... ¿Estás celoso? -preguntaste de manera burlesca.
Nunca se había sentido celoso, nunca nadie, en todos esos años que llevaban juntos le hizo sentir de esa manera. Aunque, aquella vez era distinto, todas las cosas que sentía en aquel momento eran tan molestas e irritantes para Yoongi y para su tranquilidad; la voz de su cabeza estaba maldiciendo a ese hombre, sea lo que sea que había dentro de él revoloteaba intranquilo, yendo de acá para allá golpeando cada parte al interior de su pecho. En resumidas palabras se sentía celoso, pero era algo que no quería admitir porque de alguna manera eso lo rebajaría muchísimo, pero algo que Yoongi no sabía era que el sentir celos estaba bien, era completamente normal. Estos surgen en breves momentos cuando se siente inseguro de la posibilidad de perder a su compañero, en este caso a su amada. De que ese algo, ese hombre era para una amenaza con llevarte, con hacerte sentir incluso mejor que estando con él, pero el solo hecho de pensar eso le disgustaba, le molestaba. Así que sí, el increíble Min Yoongi estaba completamente celoso.
-¿Q-Qué? ¿Por qué d-dices eso? -sonrió nervioso, jugando con la cuchara de su café.
-Lo haces tan obvio. -te vió confuso -Aunque no lo demuestras, se que estás guardando para ti ese sentimiento.
-Sí, estoy un poco celoso... ¡Y tengo mucha vergüenza ahora mismo!
