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Los últimos días del mes estaban siendo un poco estresante y agotadores para Yoongi, ya que con lo del comeback y prontamente una gira mundial, tanto el CEO como su manager les estaban dando presión a los chicos para que ensayaran e hicieran todas esas cosas que correspondían a lo que se venía. Por su parte y además de todo esto, daría para sus fans un álbum en solitario el cual lo tenía a full concentrado en eso y ninguna otra cosa más; pasaba días, noches enteras en su estudio perfeccionando sus ritmos, sus letras y hasta la manera en como sonaba su voz una vez que lo pasaba al computador una vez que terminaba de grabar, aunque últimamente no se sentía cómodo con el resultado, quería más, mucho más de lo que ya tenía para entregar. Eso traería solo cosas que, al final, terminarían por arruinar todo y eso es lo que Yoongi menos quería.
Su estudio prácticamente era como su segunda casa; dormía ahí algunas veces, comía e incluso iba al baño y dentro. Se pasaba días enteros ahí sin tener algún tipo de contacto con el exterior y todos en la empresa sabían que, cuando Min Yoongi entraba a su estudio, no había nadie quien pudiese sacarlo de esas cuatro paredes, menos si se sentía estresado, enojado y molesto. Y para mala suerte de todos ahí, así es como estaba ahoea mismo. Su cabeza estaba por explotar en aquel momento, su ojo izquierdo temblaba en señal de lo estresado que se sentía y sus pobres uñas sufrían por eso, ¿y cuál era la razón de todo esto? bueno, tenía muchísimas ideas para su álbum, para sus canciones, pero nada estaba saliéndole bien; el programa que estaba utilizando había dejado de funcionar y todo el progreso que tenía se había eliminado. Y solo bastaba esa para arruinarle todo su día... eso sí es que otra cosa similar sucedía.
-Maldita mierda. -susurró enojado.
En su móvil habían cientos de mensajes tuyos pues no había sabido nada durante tres días y aunque sabía en dónde estaba Yoongi, siempre te enviaba aunque sea un «Estoy bien» o «Ya comí» para que no te preocuparas, pero nada de eso había hecho, aunque tampoco se había acordado de hacer eso ya que su cabeza pasaban otro tipo de cosas. Mientas estaba tan concentrado en tratar de recuperar sus archivos, en maldecir y morder sus uñas por culpa de su frustración, no sintió cuando el timbre de su estudio fue tocado un par de veces casi de manera desesperada, hasta que la puerta que raramente no tenía seguro, se abrió y luego cerró, señal de que alguien entró a irrumpir su "tranquilidad".
-Mmm Yoon -una voz suave hizo que volteara a ver de quien se trataba, y tu figura apareció en su escaneó por la habitación.
-¿Que haces aquí? -mencionó de una manera seca y un tanto brusca.
-Eh, bueno, yo no he sabido nada de ti en los últimos tres días y bueno, me comencé a preocupar ya que siempre me envías aunque sea un emoticón pero no teni... -te interrumpió.
-No lo hice por qué estoy ocupado, de hecho, te quiero pedir que te vayas. No me siento a gusto con alguien acá.
Su manera de hablar era muy cortante y seca, casi que hizo temblar todo tu cuerpo con solo escuchar el tono de voz que Yoongi había utilizado. Trataste de acercarte a él, de tocar su mano pero solo recibiste rechazo por su parte.
-Vete por favor.
Sí, lo harías inmediatamente, pero antes de abandonar su estudio querías entregarle ese pocillo con comida que habías preparado para él. Cocinaste la receta favorita de Yoongi y estabas un tanto emocionada por dárselo, pero, toda emoción se desvaneció cuando tu novio, aquel que nunca rechazaba ningún tipo de comida que le dabas, te lanzó el tapper directo a tu cara, haciendo que te cubrieras tu rostro ya que tú nariz había recibido la mayor parte del golpe. Yoongi, al darse cuenta de lo que había hecho, rápidamente se levantó de su silla y camino hasta donde estabas con preocupación.
-Dios, perdóname... no quise hacerlo.
Estaba desesperado pues no decías nada además de que tampoco le dejabas verte. Quiso tomar tus manos pero solo vio como te alejabas con miedo de que volviera a hacer algo así. Trató de detenerte pero fue imposible, ya habías salido de ahí casi corriendo, dejándolo solo, arrepentido y triste por lo que causó. Era un idiota, un maldito idiota por golpear a la única persona que se preocupaba de él.
