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Habían pasado ya tres años desde esa situación y, desde aquel entonces, no había vuelto a saber de ti ni del bebé. En su momento pensó que había elegido la mejor opción para que todos estuviesen bien, pero supo que la había cagado cuando, una noche, lloró hasta la mañana por lo imbécil que actuó contigo. Nunca debió de haber dicho algo así, jamás tuvo que haber negado al bebé que llevabas en tu vientre y, por culpa de ello, se lamentaba cada día de su jodida vida. Estaría mintiendo si dijera que ya no sentía nada, que todos sus sentimientos estaban muertos, pero no; te amaba tanto que, si por circunstancias de la vida volvían a reencontrarse, seguiría amándote como ese Yoongi de veintiséis años. Los casi treinta años tuvieron que llegar para darse cuenta de lo que había perdido y vaya que se arrepentía de hacerlo.
El saber que había sido de tu vida le resultaba intrigante; si continuabas estudiando en la universidad o si ya te titulaste de Psicología, si estabas viviendo en un lugar adecuado para ti y el bebé o si habías conseguido una pareja. La única información que poseía por el momento era que te habías marchado de Seúl y con diversos motivos. La verdad es que tenía mucha curiosidad por saber de ti, pero sabía que solo saldría lastimado si es que metía su nariz más allá de lo que sabía. Desde que te marchaste de casa al día siguiente, Yoongi permaneció cada día de esos tres años encerrado en su estudio en la empresa; ya no tenía motivos de salir si es que no tenía que hacer algún evento con BTS, sino, no lo veía necesario. Los miembros le habían estado dando ánimos de buscarte, especialmente su líder, quien estaba más preocupado por su situación, ya que incluso había dejado de comer. No obstante, el pálido era un tanto obstinado.
De esta manera fue, hasta que Namjoon recibió noticias que pensó que llenarían de alegría al rapero.
-Hyung ¿A qué no sabes? -dijo cuando entro al estudio del mayor.
-¿Vas a hacer tu debut en solitario? En caso de ser así, te felicito Nam. -El otro solo lo observó.
-¿Qué? No, es otra cosa que, sin duda, te alegrará un poco. -sonrió, dejando a la vista sus hoyuelos -Se trata de ella, hyung. Regresó a Seúl.
Estaría mintiendo si dijera que no se puso feliz por escuchar eso.
-¿Dónde está exactamente? -preguntó con entusiasmo.
-Creo que consiguió un empleo en el Starbucks que está cerca de la empresa. Ve, Yoongi hyung. No pierdas esta oportunidad.
Sin hacerse esperar, rápidamente salió de su estudio hasta la tienda que antes había mencionado Namjoon. Yoongi se puso el gorro de su chaqueta y una mascarilla negra debido a que no quería ser reconocido por la calle o arruinaría su plan de rogar por una segunda oportunidad. Caminó con rapidez, sintiéndose ansioso y un poco desesperado por lo que podría suceder, pero, aun así, trató de relajarse y decirse mentalmente que aceptaría lo que fuera que dijeras. Cuando llegó al recinto, miró por la ventanilla buscándote y, en efecto, ahí estabas; llevabas puesto un gorro y un mandil verde de la compañía, pero, para Yoongi, lucías tan hermosa y radiante. No supo qué hacer durante todo el tiempo que permaneció viéndote; ¿Debía entrar y tratar de conversar contigo? ¿Debía marcharse y conformarse con saber que estaba bien?
-Bienvenido, ¿Qué desea tomar?.
Aquella voz femenina lo extrajo de sus pensamientos y, para cuando ya se había percatado, estaba frente al mostrador de la tienda. Sus ojos se pasaron en ti y todo su cuerpo tembló.
-Disculpa... ¿Te sientes bien? -le preguntaste con preocupación al ver que comenzó a temblar.
Negó. No estaba bien, no se sentía bien; el tenerte tan cerca, pero no poder hacer nada le estaba matando por dentro. Vio cómo le decías algo a una compañera, para luego verte rodear el mostrador y llegar hasta donde estaba. «Sígueme», mencionaste después de llegar a su lado y, como un niño pequeño, fue detrás de ti. Estaba nervioso a más no poder, ya que no tenía idea de cómo reaccionaras cuando le vieras sin su mascarilla puesta, pero quería aprovechar ese momento con tu atención, ya que quizás no ocurriría nunca más.
-Ten, te traje un poco de agua. -le entregaste un vaso y él lo acepto feliz.
Bebió un poco del líquido con cuidado de no dejar ver su rostro, lo cual causó curiosidad en ti.
-¿Por qué no se le quita la mascarilla? Este lugar está completamente desinfectado, por lo que puedo asegurarte de que no te contagiaras ningún tipo de virus. -Sonreíste y él lo hizo igual, aunque no pudieras verlo.
Era el momento. Debía dejar sus miedos de lado y enfrentarse a eso que tanto había soñado en numerosas ocasiones. Quito el gorro que llevaba puesto, así como su mascarilla, y fue en ese momento cuando cambiaste completamente tu expresión. Yoongi permaneció en silencio por un breve lapso; pensaba sobre las palabras adecuadas que utilizaría para evitar cualquier incidente, sin embargo, esto solo generaba una mayor ansiedad, ya que nada se ajustaba a lo que quería expresar. Dio un suspiro profundo antes de levantar su cabeza y mirarte directamente a tus ojos; esos luceros que antes le miraban con amor, ahora solo reflejaban tristeza.
«Vamos Yoongi, tú puedes» Se dijo asimismo antes de hablar.
-Sé que no estoy en el derecho de solicitar nada, ni siquiera de conversar contigo, pero la verdad es qué deseo hacerlo. -dijo sin apartar la mirada de tus ojos. -Sé que hace tres años actúe como un completo idiota y créeme cuando digo que me arrepiento muchísimo de ello. A causa de mi egocentrismo, perdí lo que más anhelaba.
Era consciente de que quizás nada de lo que dijera solucionaría las cosas, lo sabía muy bien y lo aceptaba. No obstante, esperaba que desearas escucharlo, ya que de verdad necesitaba hacerlo.
-Arruine lo que teníamos y cada día maldigo... -casi lloro con ello. -Tuve mucho miedo cuando dijiste que estabas embarazada; no me considero capaz de cuidar de una vida tan frágil y pequeña, pensé que contigo estaría mejor, que podrías cuidar de ambos... pero ahora solo quiero estar con ustedes.
Para ese momento de la conversación, Yoongi lloraba como nunca e incluso te sorprendió mucho de verlo así de vulnerable, ya que, ni en sus momentos más difíciles, lloraba como lo estaba haciendo. Lo mirabas sin pronunciar una sola palabra; todo dentro de tu cabeza era un completo lío que no podía organizarse para pensar de manera clara. En primer lugar, y algo que ya sabías, era sobre su miedo a ser padre; incontables veces te había mencionado sobre ello cuando le mencionabas la idea de tener un bebé. Y en segundo lugar, te dio muchísima tristeza verle tan triste por sus acciones del pasado y, como tenías un corazón de pollo, no podías tratarlo mal. A decir verdad y después de tres años, seguías teniendo sentimientos por el pálido. Era tu ex pareja y padre de tu hijo, era imposible, para ti, eliminar todo lo que sentías.
Cerraste tus ojos y suspiraste profundamente, Yoongi solo te miró con sus ojos cristalizados mientras esperaba, aunque sea una maldición tuya.
-Se llama YeonWoo... -el mayor ladeó su cabeza confundido. -Mi, bueno, nuestro hijo se llama YeonWoo.
-¿Y dónde está? -preguntó curioso.
-Con mi padre, aún no veo un jardín adecuado para él.
-Me gustaría ayudarte con eso... Déjame ayudarte, por favor. -suplicó. -Me gustaría regresar con ustedes, con mi familia.
Odiabas la forma tan sencilla de caer cuando se trabaja de Min Yoongi.
-Espérame después de que termine de trabajar, nos iremos a mi hogar y allí conversaremos con más calma, además de presentarte a YeonWoo, por supuesto.
Se sintió el hombre más feliz del mundo entero al escuchar eso. Quizás las cosas no se habían solucionado al cien por ciento, pero consiguió hablar de manera pacífica las cosas, además de que sabía sobre su hijo y eso lo hacía más feliz todavía. Esperaba poder enmendar todo, arreglar las cosas y, quién sabe, regresar a casa con su familia.
oooi que lindo todo por acá (･ัω･ั) hasta que hizo algo bueno Yoongi JDLSLDSL
