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La noticia de que pronto tendría que enlistarse al servicio militar lo tomo prácticamente por sorpresa. El día había llegado de su tour D-DAY y, pensando que tendría semanas de descanso, la empresa le informó que pronto había que cumplir con su deber como ciudadano surcoreano. No obstante, el problema no era ese, sino que tú, su pareja, se enteró de eso antes que él, dado que tuviste la mala fortuna de atender su teléfono en ese momento. Era consciente de que, eventualmente, ese momento llegaría, pero nunca creyó, y tampoco esperó, de que te afectaría excesivamente y supo de eso cuando llegó a casa.
"No quiero que te vayas, Yoonie" Se trataba de las primeras palabras que pronunciaste cuando le viste entrar a la habitación, apoyándote a sus brazos y llorando en ellos. En realidad, estaba un poco molesto por el poco tacto y delicadeza que tuvo su compañía al darte la noticia, aunque bueno, tampoco esperaban que fueras tú quien respondiera la llamada. Aquella noche le tocó quedarse en cama, abrazado a ti mientras te consolaba y decía cosas para mejorar tu estado de ánimo. A pesar de ello, era difícil, ya que tendría que irse por dos años y, obviamente, ninguno quería eso. Era el mes de septiembre y dentro de tres semanas más debía estar a punto de marcharse.
Aun así, quería aprovechar al máximo el poco tiempo que tendrían y que mejor con unas vacaciones en Phuket, Tailandia. Se trataba de un sitio excepcional para visitar, pues sus playas de aguas cristalinas, sus museos y, por último, la atracción número uno, el majestuoso Buda. En resumen, un lugar ideal para estar con alguien. Después de regresar de la empresa, llegó a casa con una sonrisa, yendo directamente al dormitorio en el que sabía que estabas, viéndote recostada con el teléfono en las manos.
-Llegué, jagiya. -saludó, acercándose a ti y depositando un corto beso en tu frente.
-Bienvenido, Yoonie. -Sonreíste. -¿Quieres que te prepare algo de comer?
-Nop, estoy bien. Lo que sí, me apetece salir contigo... No tengo un sitio claro, solo quiero estar contigo.
-Está bien. Solo deja que me cambie y te acompaño.
Saliste de la habitación en dirección al baño, dejando a Yoongi con una sonrisa en su rostro. La verdad es que ese mismo día te llevaría hasta Phuket para disfrutar de sus ansiadas vacaciones. En realidad, el día anterior, había preparado ambas maletas para el viaje sin que supieras, y lo bueno fue que ni siquiera te enteraste de que en tu closet faltaba ropa. Era un auténtico genio. Una vez que cambiaste tu ropa de dormir por otras prendas adecuadas, caminaron hacia el vehículo para dirigirse hacia su próximo destino. Todo el trayecto se atravesó por tus preguntas curiosas, ya que te percataste de que estaban abandonando la ciudad, sorprendiéndote cuando llegaron al aeropuerto.
Las preguntas persistieron incluso arriba del avión, pero se detuvieron cuando quedaste sorprendida por las asombrosas vistas que tenías ante ti. Estabas sumamente sorprendida con todo y un poco confusa acerca del porqué estaban allí, por lo que observaste a Yoongi, quien te miraba con una sonrisa enorme en su rostro.
