Cap.3=No

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Capítulo tres

Bueno, tal vez exageré con decir que le puedo ver todo, sin embargo no miento cuando menciono que puedo verlo.

Vuelvo y repito, ¿Había necesidad de esto?

Porque yo no lo creo.

Mason estira su cuerpo rígido al estar boca arriba y aprovecho su pequeña distracción para poder llevar mis ojos por milisegundos a ciertas zonas poco visibles a la luz del sol.

Cálmate Molly, él es igual que todos esos otros hombres que has mirado en la base. No hay que perder la compostura por un tonificado abdomen, unos brazos de leñador, un rostro pecoso con pestañas envidiables y un paquete cilíndrico que al parecer tiene vida propia debajo del boxer.

—Sabes, antes de entrar se toca la puerta, ¿O nunca te lo enseñaron? —su vista mielosa me enfoca y junto las cejas extrañada recordando lo oscuros que eran sus ojos al momento de mirarlo por primera vez.

¿Cómo es que...?

Abro y cierro mi boca dudando de lo que diré hasta que decido preguntar lo evidente que ronda en mi cabeza —¿Por qué tus ojos son mieles, casi dorados, si cuando te vi llegar al cuartel estos eran negros?

—Así que tienes el don de observar, eh... —se levanta dejando la cama vuelta un desastre y lo sigo con la vista hasta una de las puertas que da, al parecer, al baño —me gusta que estés atenta a los más mínimos detalles; no obstante, aquí no puedes andar haciendo esa clase de preguntas tan directas o sabrán que algo pasa —sale después de un momento y veo como sus ojos otra vez son oscuros como la noche —se llaman lentillas, ¿Tengo que explicarte lo que son?

—¿Por qué las usa? —cuestiono al segundo y este levanta una ceja mientras me señala la cama para que la arregle.

Ahora también me volverá su criada, supongo.

—Es para no llamar tanto la atención.

—¿Y de quién?

Este ladea un poco la cabeza de manera confusa, pega su cuerpo del marco de la puerta y cruza sus brazos haciéndolo ver aún más grande de lo que ya es —¿Acaso no te parezco atractivo?

—No. —miento descaradamente acordándome que hace un par de minutos quería ponerle el ojo encima.

Sonríe —¿No? ¿Esa es tu respuesta? —remoja sus labios secos y levanto las cejas al mismo tiempo que hago una mueca clara de desagrado.

No es que no me guste, es solo que...

—Cuando aprendes a convivir con hombres —lo señaló —iguales que usted, pues, ya es difícil que vea algo así y me sorprenda la verdad. —me encojo de hombros desinteresada y observo la cama lista con una sonrisa —por cierto, señor, nos desviamos del tema de conversación inicial.

—Ya veremos, ya veremos —susurra y me hago la desentendida.

—¿Ver qué?

Aunque en realidad si estoy mal entendiendo las cosas, ¿No?

Tal vez todo lo que estamos hablando aquí solo son palabras absurdas y solo eso.

—Tú... —pestañea confuso —Mira, no es nada. Sinceramente me intriga como funcionan las cosas en tu cabeza, aunque me gusta —dice más para sí que para mí y se da media vuelta para entrar al baño y cerrar la puerta.

Ahora le genero intriga.

Cuántas cosas me irán a pasar con él y no llevo ni la semana.

Me acerco para cerciorarme de que no comenté algo más que no escuche y abre la puerta logrando exaltarme haciendo que de un brinco hacia atrás —¡Que susto! —llevo una mano a mi pecho y este me señala.

—Otra cosa más, novata, —recalca esta última palabra y achico mis ojos —no soy jefe, ni señor, ni mayor, ni nada en lo que te puedas referir a mí como un superior, al menos, aquí en este lugar. Es todo —vuelve a cerrar y levanto una de mis cejas.

—¿Entonces puedo referirme a usted de tú a tú? —cuestiono y este vuelve a abrir la puerta, pero con una toalla en la cadera que deja mucho a la imaginación sobre lo que hay debajo.

Molly, mentalidad de tiburón.

Recuerda que pueden haber mejores, recuérdalo.

—No soy un un viejo, niña; y sí, debes referirte a mí de esa manera... Recuerda que somos hermanitos —giña.

—¿Entonces puedo tratarlo aquí como me de la gana? —hace una mueca afirmativa con su boca y tomo un largo suspiro —eso es un sí, entonces, no soy novata, niña o cualquier otra cosa que me coloque inferior a ti; segundo, respeta mis decisiones, ya que por algo las tomaré en su debido momento y tercero, vamos a convivir mucho tiempo juntos, así que prefiero evitar tener que venir a verte para despertarte con estás fachas de papagallo en boxer recién despierto, a parte de que no quiero tener que aguantarme a tu noviecita si se llega a enterar de este tipo de cosas —demando y este no contiene su sonrisa haciendo que esta resuene por toda la habitación.

Ombre, yo solo le dije la verdad.

No creo que esté mal.

—¿Cómo me dijiste? —pregunta con tono burlesco y ruedo mis ojos cruzando mis brazos.

—Creo que lo entendiste bien, porque no eres sordo, por lo tanto, no tengo que volver a decirlo —doy media vuelta para irme y este me sujeta de uno de mis brazos atrayendome hacia si.

—No estoy sordo, eso lo sé con seguridad, de lo contrario, no te habría escuchado en la puerta discutir con esas otras chicas de servicio...

Lo corto —¿Estabas despierto?

—¿Por qué clase de persona me tomas? ¿Crees que soy estúpido como para estar dormido a esta hora de la tarde?

—Entonces todas esas empleadas expulsadas por tu culpa —bajo la voz poco a poco teniendo mis ojos sobre los suyos y este se encoge de hombros desinteresado.

—Ya tengo una reputación aquí, sabes —chasquea su lengua — y con respecto a lo de mi noviecita —hace comillas con mano libre—Dinna y yo no somos oficiales, te lo aclaro desde ya para que no hayan malos entendidos, y si no querías que nadie se enterará de que me viste de pie a cabeza mejor no lo hubieses mencionado, ya que en la mayoría de puntos ciegos de la habitación hay micrófonos y Dilan nos está escuchando en este instante. —me suelta y se acerca un poco a un costado de mi rostro —yo que tú lo saludaría, eh. Es de mala educación no dar las buenas tardes —susurra para nosotros y entra al baño dejándome sola y con un sentimiento de querer meter la cabeza bajo la tierra cuál avestruz.

¡¿Por qué mierda tuve que decir todo lo que dije?!

Ahora voy a quedar como la intensa y creída del grupo con interés en él por decir lo de su...

Lo de su...

¿Acaso dijo que no son nada?
















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Operación D ©Where stories live. Discover now